Una vez más, AUGC tiene que lamentar un pésimo ejemplo protagonizado por una autoridad en España. El alcalde de Alcañiz (Teruel), Juan Carlos Gracia Suso (PP) ha sido detectado conduciendo a ¡211 kilómetros por hora! en una vía limitada a 100.
Concretamente, el edil, que el pasado 11 de junio iniciaba su segundo mandato al frente del Ayuntamiento de la ciudad turolense, circulaba por la Nacional 420 y ha sido interceptado por la Guardia Civil a la entrada de Teruel, unos treinta kilómetros después de que el radar hubiese detectado los hechos, por los que ha sido imputado por un presunto delito contra la seguridad vial
Al margen de lo que supone esta temeraria conducta para la seguridad de los usuarios de la carretera, cabe destacar que el hecho de que aquélla venga de una autoridad le confiere aún mayor gravedad.
En un país en el que cada día nos desayunamos con nuevas noticias acerca de la corrupción y la prepotencia de buena parte de nuestra clase política -no toda, por fortuna-, acciones como la que hoy se ha producido vuelven a socavar la confianzan en aquellos que nos representan, y constituyen un nefasto referente para quienes sienten la tentación de infringir las normas que tienen como objetivo regular la convivencia en sociedad.
Concretamente, el edil, que el pasado 11 de junio iniciaba su segundo mandato al frente del Ayuntamiento de la ciudad turolense, circulaba por la Nacional 420 y ha sido interceptado por la Guardia Civil a la entrada de Teruel, unos treinta kilómetros después de que el radar hubiese detectado los hechos, por los que ha sido imputado por un presunto delito contra la seguridad vial
Al margen de lo que supone esta temeraria conducta para la seguridad de los usuarios de la carretera, cabe destacar que el hecho de que aquélla venga de una autoridad le confiere aún mayor gravedad.
En un país en el que cada día nos desayunamos con nuevas noticias acerca de la corrupción y la prepotencia de buena parte de nuestra clase política -no toda, por fortuna-, acciones como la que hoy se ha producido vuelven a socavar la confianzan en aquellos que nos representan, y constituyen un nefasto referente para quienes sienten la tentación de infringir las normas que tienen como objetivo regular la convivencia en sociedad.
