AUGC apoya al SUP en su reclamación de una jornada laboral digna para los policías, y recuerda que los guardias civiles aún esperan los turnos de trabajo

AUGC apoya al SUP en su reclamación de una jornada laboral digna para los policías, y recuerda que los guardias civiles aún esperan los turnos de trabajo

por Ildefonso Garcia Ruiz

Guardias civiles y policías nacionales siguen sin contar con una jornada laboral digna
Guardias civiles y policías nacionales siguen sin contar con una jornada laboral digna

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) quiere expresar todo su apoyo al Sindicato Unificado de Policía (SUP) en su concentración para reclamar una jornada laboral digna que llevará a cabo hoy en Madrid frente a la Dirección General de la Policía y en el resto de las Jefaturas Superiores de España.

A través de un comunicado, el SUP ha mostrado su valentía y compromiso señalando que “a pesar de las incontables incidencias y de la dificultad de sostener el actual turno implantado, la Administración después de más de ocho meses desde su imposición, en un alarde de tozudez, ha seguido negándose a convocar la Mesa de Seguimiento de la Jornada Laboral -que está contemplada en la misma norma que se empeñaron en aprobar-  y aplaza sin razón alguna el desarrollo del modelo de jornada aplicable a las unidades especiales”. El SUP se manifiesta una vez mas como un sindicato policial reivindicativo, apostando por defender unas justas demandas laborales que permitan conciliar mejor, y lograr así un futuro con derechos

La implantación definitiva de una jornada laboral digna, que permita la conciliación de la vida profesional y familiar de los agentes, es también otra de las principales reclamaciones de AUGC para los guardias civiles. Para ello, AUGC reclama el cumplimiento del compromiso firmado por el anterior Director General en la Orden de Jornada Laboral.

Resulta inconcebible que tanto guardias civiles como policías nacionales tengamos que seguir a estas alturas reivindicando un derecho tan básico como el de poder planificar nuestra vida personal y familiar con una antelación suficiente. Se demuestra, una vez más, que para el Estado, sus funcionarios encargados de velar por la seguridad de todos siguen siendo considerados ciudadanos de segunda.

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