AUGC denuncia la agresión sufrida por tres guardias civiles en el control del Barrio Chino de Melilla

AUGC denuncia la agresión sufrida por tres guardias civiles en el control del Barrio Chino de Melilla

por Ildefonso Garcia Ruiz

Barrio Chino Melilla
Barrio Chino Melilla

AUGC muestra su absoluto rechazo hacia la última agresión sufrida por tres guardias civiles en el control del Barrio Chino de Melilla. Y es que no estamos hablando de un hecho aislado, sino de una tónica general que se viene desarrollando con frecuencia en el mencionado control.

Diariamente se producen altercados entre los porteadores y casi siempre una ambulancia tiene que acudir al lugar para atender a los heridos. En ocasiones por caídas o accidentes, pero en otras muchas por peleas donde no titubean a la hora de agredirse entre ellos y a los guardias con piedras, botellas e incluso navajazos.

Ante esto cabe lamentar la desidia total que se muestra por parte de la Delegación del Gobierno, de la Ciudad Autónoma y de los mandos de la Guardia Civil.

Hace unos años cuando se decidió derivar el comercio atípico de la zona de Benienzar hacia Barrio Chino un capitán de la Guardia Civil tuvo la idea de escoger a varios porteadores de la zona para que hicieran de interlocutores de los guardias a la hora de indicar a los demás porteadores dónde y cómo debían acceder al control y dónde debían permanecer. La principal razón para esta medida era el idioma.

A estos porteadores se les proporcionó una gorra con un número serigrafiado, de ahí el hecho de llamarles “gorrillas”. El número que les figura en la gorra indica el orden jerárquico que impera entre ellos. Por lo que el número 1 es el que organiza y dirige al resto.

Como agradecimiento por sus labores, a estos gorrillas se les permitía que introdujeran en Marruecos dos o tres bultos sin tener que esperar la cola establecida.

Pasado un tiempo, este número de gorrillas que en un principio podrían rondar los veinte se fue incrementando, hasta tal punto que se creó una segunda escala: “los chalecos”

Ahora los gorrillas y los chalecos son contratados directamente por el empresario, quien para asegurarse de que su mercancía va a pasar les paga más dinero a ellos y ya no son un par de bultos los que pasan, sino furgonetas enteras.

A tal extremo ha llegado esta figura “prostituida” que el empresario se planta justo al lado del control y va indicando al jefe del operativo de la guardia civil qué furgonetas son las suyas y el número que tienen que pasar.

Todo esto a la vista del resto de porteadores, a los cuales les crea tal impotencia e indignación que origina desórdenes y peleas entre ellos intentando colarse y haciendo caso omiso a las indicaciones de los agentes.

Y no sólo eso, sino que algunos gorrillas y chalecos amigos de otros porteadores intentan colarlos cuando el guardia tiene que intervenir por cualquier motivo, aprovechando ese momento y generando más nerviosismo en el resto de porteadores, que ven que un compatriota se cuela mientras ellos llevan horas esperando.

El día de la agresión a los tres guardias civiles todo comenzó cuando un ciudadano marroquí intentó acceder a Melilla a través del control de Barrio Chino. El guardia de la compañía de fiscal le requirió su documentación y comprobó que este ciudadano tenía una orden de búsqueda y captura con ingreso inmediato en prisión.

Al proceder a su detención se originó una multitud de porteadores que intentaban evitar la acción del guardia civil y comenzaron a tirar de esta persona para llevársela. Dos guardias de la compañía de seguridad ciudadana intentan ayudar al guardia de fiscal a realizar la detención y es cuando comienzan a golpear y apalear como animales a los guardias que intentan eludir los golpes como pueden. Un salvaje golpea con uno de los patinetes que utilizan para trasladar los bultos la frente de uno de los guardias ocasionándole una herida en la ceja que precisa 2 puntos internos y 7 externos de sutura. Los otros dos guardias son apaleados y golpeados sufriendo diferentes contusiones.

La multitud con ayuda de una persona de las conocidas como “chaleco” logra liberar al delincuente y se marchan a Marruecos con total impunidad y ante la mirada de los policías marroquíes que nada hacen para detener a los agresores.

Lo curioso de todo esto es que el requisitoriado es también uno de los “chalecos” que trabajan en la frontera para la Guardia Civil. Y es aquí donde viene la responsabilidad de los mandos de la guardia civil de Melilla que autorizan como ayudantes a algunos ciudadanos marroquíes con antecedentes penales.

Es incomprensible que los mandos conocedores de los antecedentes penales de algunos de los “gorrillas” y “chalecos” continúen haciendo uso de sus servicios para el control de los porteadores.

Decimos conocedores pues poseen un listado con todos los autorizados a realizar esas labores.

Es decir, colaboran con nosotros algunas personas que han delinquido, exponiéndonos a un riesgo innecesario.

Puesto que recientemente se ha aprobado la aplicación del código penal militar a los guardias civiles, cosa que nuestra asociación está totalmente en contra, vamos a recordar un artículo que deben de conocer nuestros jefes:

 Artículo 66. El militar que expusiere a la unidad, buque o aeronave a su mando a riesgos innecesarios para el cumplimiento de su misión será castigado con la pena de tres meses y un día a dos años de prisión o, en su caso, la pena de inhabilitación absoluta para el mando de buque de guerra o de aeronave militar. Si la trascendencia no fuera grave, se sancionará por vía disciplinaria militar.

Los guardias civiles que prestan servicio en Barrio Chino están expuestos a unas instalaciones tercermundistas, a colaboradores delincuentes, al capricho de las autoridades marroquíes que son en todo momento los que indican que mercancía se debe dejar pasar, a agresiones físicas, a insultos,….y no se hace absolutamente nada para solucionarlo.

Son muchos los compañeros que han resultado heridos en barrio chino, algunos leves, otros graves y algunos muy graves. Se han producido agresiones de todo tipo, incluso rociar con una jeringuilla llena de sangre a un compañero.

Los integrantes de AUGC nos preguntamos ¿cuánto vale la vida de un guardia civil?, y lo decimos así pues el día menos pensado si no se toman medidas contundentes una viuda velará a su marido guardia civil que falleció en el control de barrio chino, y lo peor de todo será decirle a la viuda del guardia que su marido ha muerto únicamente por intereses económicos.

El día 21 de enero se entregó un escrito dirigido al Delegado del Gobierno solicitando entre otras cosas el cierre inmediato del control de barrio chino hasta que se asegure la seguridad de los Agentes.

Vemos que esto no se ha producido y que la situación en el lugar es la misma.

Es una vergüenza para Melilla la imagen de abandono y de caos que se vive a diario en los accesos al control de barrio chino y que los vecinos de la zona deben de soportar.

Desde AUGC nos preguntamos, ¿hasta cuándo esta situación?

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