En el Seprona, lo resolutivo debe convivir con lo 'tóxico'

En el Seprona, lo resolutivo debe convivir con lo 'tóxico'

por Ildefonso Garcia Ruiz

Un agente del Seprona examina una acequia.
Un agente del Seprona examina una acequia.

El domingo 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente. Con tal motivo, a lo largo de estos días los medios se harán eco de la vorágine de datos estadísticos y actos varios donde las administraciones, con mejor o peor fortuna, se arrogarán éxitos medioambientales y se sensibilizará a la opinión pública en relación a estos asuntos. Intencionadamente alejándose mediática e interesadamente de los objetivos principales de ese día, todo sea dicho, por mor de la autocomplacencia y los fines puramente partidistas.

Pero esto último nos aleja del caso y los fines de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que por lo que a nosotros respecta podemos traducir en lo siguiente:

Los delitos conocidos contra el medio ambiente aumentaron en estimación nacional. Las infracciones más frecuentes se relacionan con los residuos, la caza, la pesca, aguas, prevención ambiental y la sanidad animal.

No hay que ser muy avezado para comprender el porqué de este incremento: el concepto actual aplicado al Seprona está en esencia desvirtuado, ya que no se concibe como una unidad encaminada a la investigación de los delitos medioambientales, sino que por interés estadístico se ha mutado a una unidad especializada en obtener rentabilidad de las infracciones de la normativa medioambiental o asociada.

Con esto ahora hablamos de otra duplicidad, ya que existen una multitud de organismos con su propia policía administrativa en ese ámbito. El tema no es baladí policialmente hablando, ya que sin conocer la existencia de los delitos no se pueden visibilizar otros numerosos factores. Curiosa degeneración cuando uno de los trasgresores de la referida normativa, por omisión o por acción, puede serlo la propia Administración en numerosas ocasiones y que también se apantalla en una malsana intención de falta de trasparencia en evitación de que trasciendan este tipo de actuaciones.

En todo caso, lo que sí es destacable es que los datos reflejan un incremento de las actuaciones policiales, a pesar, en el caso del Seprona, de mantenerse una plantilla exigua de especialistas aunque el Cuerpo, por Ley lo tiene encomendado en “exclusividad”.

Ya entrados en materia, vamos a poner en valor a los protagonistas de este comunicado visibilizando ante la opinión pública lo que todos los anteriores nos llenan de halagos y elogios, por un lado y escondiendo décadas de dejadez por otro.

El formato de micro unidades ha brindado grandes satisfacciones durante años gracias a su personal, pero en la actualidad esta organización ya está ampliamente superada y debiera evolucionar profundamente en dar una solución policial positiva a las trasgresiones que conducen al delito ambiental, manteniendo en todas las unidades la suficiente capacidad operativa, investigadora, de inteligencia y de planificación.

Se trata de una necesidad latente. No se puede seguir instalado en tener agentes especialistas de servicio al albur, corriendo como pollos sin cabeza y dando palos de ciego, como si de la época fundacional se tratase, además de enfrentarse constantemente día a día a una mayor duplicidad de funciones y pésima organización, cuando la hay.

En el Seprona, estos servidores públicos carecen de planes formativos de actualización, precisamente en unas áreas tan proclives a los cambios normativos y prolijos en cuanto a las propias normas, como lo sectorial de las mismas. Debiendo ser por su cuenta y riesgo, en todos los aspectos, el estar convenientemente actualizados e instruidos. Que como factor negativo añadido, la mayoría de las unidades del Seprona carecen hasta de conexión a Internet para consultas específicas. Increíble pero cierto, debiendo de desplazarse de localidad a otra unidad de mayor entidad para realizar una simple consulta, si se les autoriza, o bien tener que recurrir los agentes a sus medios particulares.

En cuanto a los medios técnicos y materiales, la propia Dirección General está instalada en el no permanente o “materia en estudio”, dentro de cualquier cuestión, retributiva, riesgos laborales, uniformidad, jornada laboral o medios, solamente un apunte: se desearía como mínimo, “la especialización, organización y sofisticación de los medios empleados, utilizados por quienes infringen”. ¿Ha quedado claro o sacamos el cajón de los ejemplos? A efectos retributivos se ha venido reiterando la modificación tanto de la productividad como del CES, para que los componentes de las patrullas sean cuando menos, tratados en paridad respecto a la mayoría de las especialidades del Cuerpo.

AUGC, asociación mayoritaria no sólo en número de afiliados, sino también en el Consejo de la Guardia Civil, donde defiende y reclama mejoras para estos trabajadores públicos, quiere en esta fecha denunciar y reconocer la labor de manera abnegada y espartana de estas mujeres y hombres que sufriendo en primera persona los rigores de una organización del trabajo pésima y decimonónica, alejada de las recomendaciones de la OIT, e incluso, de las obligaciones dispuestas en cuanto a jornada laboral, conciliación y riesgos laborales (el estado Español, ha sido por dos veces advertido por la Comisión Europea, a este respecto). Además de las constantes injerencias internas ajenas a su cometido especifico, sin tener en cuenta, su propia y peculiar idiosincrasia y especificación.

Así es la realidad cotidiana de los agentes del Seprona. Pero a pesar de todas estas carencias los datos se pueden comprobar y externamente nos lo reconocen. Las patrullas/destacamentos del Seprona en ratio mensual de actuaciones/efectivos, es la unidad del Cuerpo de la Guardia Civil más eficiente. Enhorabuena, y que los halagos y palmadas se conviertan en frutos sociolaborales.

Feliz día mundial del medio ambiente.

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