Acto vandálico contra la casa cuartel de la Seu d’Urgell: el estrés por el acoso independentista cambia los hábitos de los guardias civiles y sus familias

AUGC reclama un complemento retributivo territorial para los agentes que se encuentran destinados en Cataluña, y también la mejora de los medios de vigilancia de las instalaciones.

por Ildefonso Garcia Ruiz

Restos de la pintura arrojada contra el muro de la casa cuartel de la Guardia Civil en la Seo de Urgel.
Restos de la pintura arrojada contra el muro de la casa cuartel de la Guardia Civil en la Seo de Urgel.

La ruptura social provocada por el movimiento independentista sigue latente en los municipios de Cataluña, y continúa afectando a la vida cotidiana de los guardias civiles y sus familias. Muestra de ello son los actos vandálicos que todavía se repiten comisarías de la Policía Nacional y casas cuartel de la Guardia Civil. La última muestra de este tipo de actos se producía en la madrugada del 12 al 13 de enero en el cuartel de la Seu d’Urgell, en la provincia de Lleida, cuando alguien roció con pintura amarilla el muro exterior de las instalaciones, como puede observarse en la imagen.

La realidad es que, pese a que la tensión que siguió al referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 no se ha repetido, sí persiste un estado de aislamiento que ha forzado a muchos agentes a modificar sus hábitos normales como ciudadanos. Así, muchos de ellos han optado por cambiar de colegio a sus hijos después de las situaciones que vivieron en sus anteriores centros. En otros casos han abandonado directamente Cataluña al solicitar un cambio de destino, una decisión que muchos otros se siguen planteando. Incluso en costumbres tan cotidianas como entrar a una cafetería o cualquier otro establecimiento comercial los guardias civiles y sus familiares evitan frecuentar determinados lugares.

Se trata de una situación que lamentablemente recuerda a la que llevan viviendo los agentes en Euskadi y Navarra desde hace décadas, por lo que desde AUGC debemos reiterar nuestra reclamación de que los guardias civiles destinados en Cataluña reciban una compensación retributiva similar a la que perciben sus compañeros en el norte. Cabe comprender la dificultad de trabajar y vivir en zonas donde buena parte de la población muestra una clara hostilidad hacia los agentes, un estrés que merece ser contemplado por la Dirección General a la hora de valorar la remuneración de un servicio. De hecho, no son raros los casos de guardias civiles y familiares que han necesitado ayuda psicológica y la sigue solicitando ante nuevas situaciones a las que se van enfrentando.

Al margen de este complemento retributivo, desde AUGC también pedimos que se lleve a cabo una inversión importante para reforzar las medidas de seguridad de las instalaciones, en previsión a que actos vandálicos como el referido pudieran seguir repitiéndose e incluso incrementando su virulencia contra casas cuartel donde, recordemos, los agentes viven con sus familias, incluidos muchos menores.

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