Sin aire acondicionado ni ventiladores, sin agua caliente ni lavandería: así viven algunos de los GRS comisionados en Cataluña

Estas lamentables condiciones de alojamiento se agravan si se tiene en cuenta la exigua dieta que perciben estos trabajadores (dada la duración de su comisión, de 35 días), que únicamente cuentan con sesenta euros diarios para su manutención

por Ildefonso Garcia Ruiz

Agentes del GRS ante una manifestación independentista en Cataluña.
Agentes del GRS ante una manifestación independentista en Cataluña.

Parece una historieta de Mortadelo y Filemón, pero no es más que la triste realidad que deben vivir los agentes de élite de la Guardia Civil. Hablamos en este caso de varias docenas de guardias civiles del GRS que se encuentran actualmente comisionados en Cataluña, y que deben vivir en las deplorables condiciones que les ofrece el acuartelamiento militar donde se alojan en el centro de Barcelona.

Con temperaturas por encima de los treinta grados y una elevada humedad, las instalaciones no solo carecen de aire acondicionado, sino que tampoco admiten el uso de ventiladores a causa de la precaria instalación eléctrica. En estas condiciones deben compartir cuarto y baño hasta tres guardias civiles por habitación, con la pérdida de intimidad que ello supone.

Por si esto no fuera suficiente, tampoco cuentan con agua caliente, ya que la caldera se encuentra averiada y, según les han informado, no se cuenta con presupuesto para su reparación.

La ‘excelencia’ de su alojamiento se completa con la ausencia de servicio de lavandería.

Estas lamentables condiciones de alojamiento se agravan si se tiene en cuenta la exigua dieta que perciben estos trabajadores (dada la duración de su comisión, de 35 días), que únicamente cuentan con sesenta euros diarios para su manutención, una cantidad que, tratándose además de una ciudad como Barcelona, resulta claramente insuficiente.

Hablamos de una situación que se repite desde que comenzó la crisis secesionista en 2017. Dos años después, nada ha cambiado en las condiciones en las que viven muchos de los guardias civiles desplazados hasta Cataluña en comisión de servicio.

Resulta incomprensible que una institución como la Guardia Civil no cuente ni  con el presupuesto ni la planificación necesarios para garantizar unas condiciones de vida dignas a sus trabajadores.

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