"El suicidio de un tricornio"

El suicidio de un tricornio

por Ildefonso Garcia Ruiz

La conducta suicida en la Guardia Civil es el gran drama oculto en la institución.
La conducta suicida en la Guardia Civil es el gran drama oculto en la institución.

Por Javier Torrellas. Secretario Comunicación de la Federación Andaluza de AUGC

Según la Constitución española, todos somos iguales. Toma ya, parece una grandilocuencia y de hecho lo es. Qué bonito sería de ser cierto, pero la realidad es muy distinta. No todos somos iguales ante la Ley ni ante la Administración, lo vemos con demasiada frecuencia en esas idas y venidas de numerosos personajes ante los Juzgados que instruyen interminables casos de corrupciones y desfalcos, personajes la mayoría con recursos económicos que hacen de esos procesos judiciales culebrones sin fin.

De esto mucho saben los guardias civiles, guardias civiles funcionarios que con un sueldo ajustadísimo realizan una labor encomiable en pro y favor de esa Constitución que a ellos mismos les deniega ser iguales que el resto de ciudadanos. A qué viene todo esto dirán ustedes, pues viene porque si algún colectivo en este país esta discriminado con el resto de sus homólogos es el cuerpo de la Guardia Civil. Los guardias civiles estamos orgullosos pero a la vez cansados de que nos tilden como la Institución más valorada por los españoles. ¿Porque? Porque esa no es la realidad.

Los guardias civiles son el colectivo de funcionarios españoles que peores condiciones laborales padece, especialmente con respecto al resto de cuerpos policiales. No voy a hablar de cuestiones económicas ya que no es el caso, que también, pero donde lo más sangrante es la limitación extrema del disfrute de derecho fundamentales como por ejemplo la libertad de expresión, realizar peticiones colectivas, derecho de sindicación, etc.

Este artículo va encaminado a denunciar e intentar continuar la estela que llevamos desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles de defender los derechos y no sólo deberes de estos funcionarios vestidos de verde, que ésa debería de ser la única diferencia existente con el resto de trabajadores de la función pública, el color del uniforme. Porque un derecho indiscutible es el derecho a la vida. En la Guardia Civil la tasa de suicidios es escalofriante, no se puede comparar ni equiparar en ningún otro colectivo no ya en España si no en el resto de Europa, y no digamos en comparativa con cuerpos policiales que desarrollan mismas funciones.

Esta conducta debería encauzarse dentro de la Institución como un problema de salud pública y no como un problema interno que debe resolverse internamente, como todo en la Guardia Civil. ¿Quién le pone el cascabel al gato?, es difícil cuando las estructuras internas todo lo derivan al conducto reglamentario, o sea de abajo arriba y pasando todo por tu jefe inmediato, pura estructura militar.

Cuando la conducta suicida en este colectivo arroja un promedio de un suicidio cada 26 días, cuando en los últimos 25 años casi quinientos (500) guardias civiles se han suicidado (datos de la propia Guardia Civil) y no sólo eso  todo lo que arrastra esa conducta (familiares, amigos, compañeros) un daño muchas veces irreparable, cuando está ocurriendo todo esto y no se hace prácticamente nada, ahí es donde salimos a la palestra, a dar la cara, y denunciar lo que está pasando. El mes de octubre de este mismo año deja una estadística de un suicidio cada 10 días; es más entre enero y octubre actual se han registrado los mismos que en todo el año 2015, en 2014 12 suicidios.

Hay que realizar de una vez por todas un plan serio de prevención de conductas suicidas. Digo serio porque desde el año 2002, gracias a la presión de la Asociación profesional a la que pertenezco, se creó ese plan por parte de la Dirección General de la Guardia Civil, pero carente de veracidad, seriedad y rigor, y con unos resultados tan ineficientes que nos hacen poner muy en entredicho la efectividad del mismo.

No se puede hacer un plan de prevención de salud pública con estructuras exactamente igual que la propia guardia civil donde el oscurantismo, la cadena de mando, la jerarquía comienza desde el minuto uno, así no. La selección de recursos humanos es fundamental a la hora de detectar estas conductas siendo la base para posteriores acciones preventivas.

El entorno laboral en el que desarrollan su trabajo los guardias civiles, evidentemente la posesión de armas de fuego, turnos de trabajo, conducción, etc más el carácter militar impregnado en el régimen disciplinario, la aplicación del código penal militar hace que se corten de raíz poder utilizar otros instrumentos con el que poder defender y conseguir el derecho de sindicación o petición colectiva por lo menos a través de las asociaciones profesionales hacen que la indefensión para resolver conflictos laborales como acoso laboral, sexual, mobbing hagan prácticamente imposible desarrollar adecuadamente esa labor preventiva que tanto reclamamos y que se abra a profesionales de la salud externos a la propia guardia civil que consigan mejorar los tratamientos de posibles problemas de salud mental como la ansiedad, depresión, trastornos por estrés postraumáticos, etc.

La abnegación, el sacrificio, el honor son cuestiones tradicionales y respetables pero que deben conjugarse con las necesidades actuales de los profesionales jóvenes y modernos que desarrollan labores policiales, que desean conciliar la vida familiar y profesional y disfrutar de unas condiciones de vida dignos al igual que el resto de trabajadores de la función pública. Les recomiendo un libro, “¿Todo por la Patria?” en el cual se desgrana la cultura, el clima laboral y la conducta suicida en la Guardia Civil, imprescindible para entender esta problemática. Que los tricornios caídos por los terroristas no sean precedidos por esta lacra social que se puede paliar en gran medida.

 

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