“Existe acoso laboral y sexual contra las guardias civiles”

“Existe acoso laboral y sexual contra las guardias civiles”

por Ildefonso Garcia Ruiz

Manuela Inarejo, en el centro, con su familia en la Marea de Tricornios del pasado 14 de noviembre.
Manuela Inarejo, en el centro, con su familia en la Marea de Tricornios del pasado 14 de noviembre.

“La llegada de la mujer a la Guardia Civil no fue una integración, sino un acople con calzador de imposición constitucional”.  “Las guardias civiles sólo representan el 6,4% de un colectivo de 79.000 efectivos, y duplican e incluso triplican la estadística de bajas. Tras estas cifras está la falta de normativas reales de conciliación”. “La maternidad no está normalizada en la Guardia Civil”.

MANUELA INAREJO ROJAS (Cieza, Murcia, 1972) se presentó “de manera casual, en el mismo año en que iniciaba mis estudios de Enfermería en Albacete” a las oposiciones para la Guardia Civil de 1992. Seis años después, estando destinada en la Comandancia de Castellón, se asoció a Coproper 6J, antecesora de AUGC. “En esta  provincia tuve la gran suerte de conocer en 1993 a José Morata, cuyas ideas fueron determinantes a la hora de decidirme”, recuerda. Actualmente es secretaria de la Mujer de AUGC Murcia. Manuela explica que ha sido guardia civil durante veinte años, “de los cuales los últimos fueron terroríficos, por mi doble condición de mujer y representante de AUGC. Para mí, el machismo podría quedar definido con la frase que me profirió el capitán de mi unidad: ‘He pensado que una mujer con falda quedaría muy bien en la misa del Pilar’. Hoy, Manuela se encuentra en situación de retiro, si bien continúa con su labor asociativa “para seguir reivindicando por mis compañeros, y sobre todo luchar contra el abuso de unos pocos sobre la mayoría”. Su familia -es madre de dos chicas de 16 y 18 años-, correr y dar largos paseos con su perro Centella por sus parajes favoritos de Cieza son sus otras grandes pasiones.

¿Dónde se sitúa hoy la mujer en la Guardia Civil y cuál ha sido su evolución en la institución?

Sólo representa el 6,45% de un colectivo de 79.000 efectivos. Los lugares donde se concentran son en la sede de la Dirección General, comandancias, oficinas e intervenciones de armas, destinos donde se cuenta con una jornada fija establecida que permite conciliar. En las especialidades brillan por su ausencia, a excepción de Seguridad Ciudadana, Policía Judicial e Información. Esos datos ponen de manifiesto la mínima evolución de la mujer en la Guardia Civil. Más que una integración, su llegada fue un acople con calzador de imposición constitucional.

¿Por qué el porcentaje de mujeres en la Guardia Civil es el más bajo de todas las policias?

Habría que averiguarlo, pero los datos ya arrojan por sí mismos una discriminación para la Guardia Civil desde el Ministerio del Interior en relación al resto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En los Mossos, el porcentaje de mujeres, de un total de 17.000 agentes, es del 22 %. De los 65.000 policías nacionales, el 13% son mujeres, mientras que en un colectivo de 8.000 ertzaintzas el porcentaje es del 11%. Nos encontramos con que somos el colectivo con menos presencia femenina. Otra prueba de la nula integración de la mujer en la Guardia Civil es la estadística relativa al absentismo laboral, donde la mujer duplica y hasta triplica la estadística de bajas. No cabe la menor duda de que detrás de ello está la falta de normativas reales de conciliación, sin olvidar las situaciones de acoso laboral y sexual.

¿Hay acoso a las mujeres en la Guardia Civil?
Según el Director General, no. Pero AUGC maneja otros datos, y teniendo en cuenta que la Guardia Civil es un cuerpo militarizado, jerarquizado y absolutamente masculinizado, es imposible que no exista el acoso hacia las mujeres. Pero ante esto, lo más grave es la clara intención de la Guardia Civil de esconder los casos que se dan, creando en 2013 un protocolo de actuación ante el acoso laboral y sexual y dictando unas normas de actuación con fecha 1 de julio de 2015. Este protocolo, lejos de ser garantista, sólo sirve para camuflar los casos y que estos no salgan al exterior. Si a ello además le sumamos un Código Penal Militar, donde el acoso es sustituido por expresiones como abuso de autoridad o trato degradante a un inferior, pues vemos la inexistente intención de reconocer y hacer visible que hay acoso en la Guardia Civil.

¿Cómo es la maternidad para las guardias civiles?

La maternidad no está normalizada en la Guardia Civil, a excepción, como he indicado antes, de puestos concretos con horario fijo en tareas burocráticas. Otro caso muy distinto es el de aquellas mujeres que se encuentran en unidades de Seguridad Ciudadana u operativas en destinos rurales, donde se junta el no tener un turno de trabajo con la escasez de plantilla, y donde por lo general se trabaja en poblaciones donde las guarderías, si las hay, tienen un horario reducido, y en las que te puedes encontrar con unos colegios con jornada completa y otros con jornada partida, lo cual hace imposible conciliar la vida laboral, personal y familiar. Al final, la conciliación sólo se consigue a golpe de sentencia, después de un proceso de casi dos años durante el cual te planteas si tienes que renunciar a cuidar a tus hijos o a trabajar.

Y a esto se añade el periodo de gestación...

En efecto, este es otro gran problema en la Guardia Civil, pues esta empresa no entiende que en el momento en que una mujer comunica que está embarazada no puede prestar servicio de armas y se debe evaluar el puesto de trabajo que puede desempeñar, encontrándonos con mandos que te dicen: “Como no se te nota la barriga todavía puedes hacer puertas y patrullas”. Otro problema es la inexistencia de salas para descanso de la mujer gestante o lactante durante su turno de trabajo.

¿Cómo es la vuelta al trabajo de las guardias civiles tras la maternidad?

Surgen los imprevistos típicos con los hijos, como son la fiebre, visitas al cuadro médico, pediatra, entrevistas con los profesores... Ante esto todavía hay mandos que te dicen que cómo abandonas el servicio para llevar a tu hijo a urgencias y no le pides a alguien que lo lleve en tu lugar. Supuestamente, estas situaciones no deben ya preocupar a los padres y madres, pues la nueva Orden de Vacaciones, Permisos y Licencias regula el hecho de poder ausentarse para atender esas eventualidades. Claro, que ahora surge el gran problema en torno al cual gira esta gran empresa: la interpretación que cada mando aplique a la citada orden.

¿Cómo se podría luchar desde dentro contra este carácter machista de la Guardia Civil?

Desde AUGC se han solicitado medidas claras y específicas para incrementar la presencia de la mujer en el colectivo, así como la incorporación de formación en materia de Género e Igualdad en todas las academias de la Guardia Civil, al igual que en los cursos de ascenso y especialidades. Bajo mi criterio, la mejor manera de luchar contra ese carácter machista y masculinizado de la Guardia Civil es sin duda la formación y el aumento de la presencia de la mujer en todas las escalas y especialidades, así como en los órganos de decisión, de tal manera que ya no haya guardias masculinos que se extrañen al ver a una mujer guardia civil, y mucho más si es mando. Hay que conseguir también de esta manera que la mujer ya no se encuentre tan sola en determinadas unidades, soledad que afianza más el carácter machista.

¿Cuáles son las perspectivas de mejora?

Existen varias premisas ineludibles para que la mujer experimente un progreso en su integración en el Cuerpo. Por un lado, el desarrollo reglamentario del artículo 5 de la actual Ley de Personal: “Igualdad de género y conciliación de la vida profesional, personal y familiar”; por otro, la creación de una Comisión de Igualdad en el seno del Consejo de la Guardia Civil. También es fundamental la elaboración de informes de impacto de género por parte de personal cualificado, sin olvidar la aplicación real con medidas específicas del principio de Igualdad de Trato y Oportunidades en el acceso al empleo, en la formación, en la promoción profesional, en las condiciones de trabajo, en las retribuciones, en la aplicación de Riesgos laborales, en la integración en los órganos de decisión y en la participación asociativa.          

EN PRIMERA PERSONA: ASÍ SE SUFRE EL MACHISMO EN LA GUARDIA CIVIL

“Mi primer “careo” con el machismo llegó en mi primer destino, en la Policía Judicial, donde me topé con un mando que en mí encontró todos los ingredientes para convertirme en su objetivo: ser mujer y afiliada de Coproper 6 de Julio. Se refería a mí como “la Chochona”. Con la maternidad tuve la segunda ocasión de experimentar en primera persona el machismo grabado a fuego de esta Institución: se me obligó desde el Servicio Médico a llevar los partes de confirmación en mano cada quince días a 40 kilómetros de mi unidad. ¡Cuando mi baja era por embarazo de riesgo!
Finalmente llegó ya la situación determinante que me haría darme de baja: la llegada de un capitán que manifestaba su machismo hacia mí con frases tales como “he pensado que para el Pilar quedaría bien una mujer con falda”, a lo que le contesté: “Llevo años sin vestirme de uniforme el Día del Pilar y sólo lo hice en una ocasión y fue por petición de mi marido.” Ante mis instancias con quejas por el servicio, agravios comparativos, riesgos laborales, etéctera, la respuesta de este personaje fue que, “en vez de tantas instancias lo que tendría que hacer es irse a su casa a fregar los platos”. Me consta que mi historia tiene demasiadas repeticiones en mujeres perfectamente aptas para trabajar, pero ante las que una Guardia Civil carente de  medidas reales de conciliación y de un verdadero protocolo contra el acoso es incapaz de tomar las riendas para averiguar qué está ocurriendo y de asumir su machismo endémico.

             

   

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