EL pasado Viernes, tuvo lugar el ahogamiento de un joven que al intentar alcanzar a nado su embarcación fondeada, ante este trágico hecho, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tienen la obligación de acudir y participar en las labores de búsqueda del cuerpo. En este caso, el Servicio Marítimo de Cádiz, no acudió a la zona. ¿Por qué?, eso es lo que nos preguntamos desde AUGC, y parece ser que la razón principal de no acudir es un posible exceso de horas de la tripulación. Y desde AUGC, nos preguntamos si es más importante la prestación de un servicio de rescate o que los Guardias Civiles se excedan en sus horas de servicio. La causa puede venir, por una nefasta gestión de los recursos materiales y humanos por parte del responsable del Servicio Marítimo Provincial.
En vez de volcarse en afrontar y subsanar, desde su posición de responsabilidad, las carencias que actualmente viene padeciendo este Servicio, se está dedicando, con sus modificaciones, a mermar la eficacia del mismo.
La última medida, con la que la eficacia en la lucha contra el narcotráfico se puede ver muy afectada y liquidar de un plumazo todos los logros conseguidos hasta ahora en el control de la costa entre el Guadalquivir y Atlanterra, consiste en haber recortado caprichosamente y sin ninguna explicación al respecto, las horas continuadas de servicio de las patrulleras, que han pasado de 24 h. a 8 ó 12, lo que está derivando en una injustificable y desastrosa merma tanto en la calidad del servicio como en la eficacia de éste, tanto para la lucha contra la delincuencia como para el control, seguridad y auxilio de la navegación costera.
Las patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Cádiz, con base en Puntales, han de cubrir una zona de vigilancia y control que se extiende desde la desembocadura del río Guadalquivir hasta Zahara de los Atunes. Sólo cubrir el trayecto navegando entre la base en Puntales y la zona de Bárbate, entre ida y regreso suman al menos seis horas de navegación, lo que con las actuales medidas impuestas por el jefe de este servicio dejan un estrecho margen de dos horas de vigilancia y control, aún a expensas de dejar abandonada una zona tan importante en el control del narcotráfico y la seguridad en la navegación como es la desembocadura del Guadalquivir.
Desde que este nuevo jefe del Servicio Marítimo emprendió estas fatales reformas, las patrulleras llegan a triplicar el consumo de combustible, las máquinas han de trabajar muchas más horas, lo que obliga a incrementar tiempos de inoperatividad para revisiones, con el muy significativo derroche de recursos, extremadamente limitados en estos tiempos de recortes económicos que obligará a que las patrulleras deban permanecer amarradas a puerto cuando estos recursos hayan sido malgastados.
Pero lo más importante es que, se están limitando muchos servicios exclusivamente al saco de la Bahía de Cádiz, por no tener tiempo material de desplazarse a otros puntos más alejados, lo que está suponiendo el abandono del resto de la costa. La patrullera está localizada y controlada por quienes pretenden usar nuestras aguas para delinquir, por el hecho de tener que obedecer a unos márgenes de horario tan reducidos que obligan a realizar frecuentes entradas en puerto.
Y lo peor de todo, la posibilidad del desastre de la patera de Rota, en el que fallecieron 36 personas, vuelve a planear sobre nuestras aguas desde el momento en el que se favorece la pérdida de eficacia de los servicios de estas patrulleras, así como su injustificada mala planificación, que acarreará el amarre de embarcaciones por reparaciones y revisiones, y por carencia de combustible, derrochado caprichosamente.
La Asociación Unificada de Guardias Civiles, quiere recordar públicamente que este capitán ya se hizo tristemente famoso con anterioridad en Valencia, donde ocupó la jefatura del Servicio Marítimo ubicado en esa ciudad. Ya por entonces practicó los mismos métodos que está llevando a cabo en Cádiz, y los resultados fueron desastrosos. Los números cantan: durante la celebración de la copa América en Valencia, de 39 agentes con que contaba dicho servicio, 31 se encontraban de baja, en su mayoría por causas psicológicas.
Y aquí en Cádiz, el desánimo está comenzando a cundir entre sus componentes, pues los eficaces resultados que se reflejan de años de trabajo sacrificado, están a punto de ser destrozados por la peculiar visión del funcionamiento de esta unidad, por parte de su responsable.-
