Eran las 15:00 horas del caluroso 27 de junio cuando un motorista destinado en el Destacamento de Tráfico de Motilla del Palancar (Cuenca) debía gestionar la apertura de carriles en el kilómetro 247,500 de la Autovía A-3 (Madrid-Valencia) del llamado “Viaducto de Contreras”, cuyas obras habían finalizado.
Cuando el agente se encontraba en el arcén con el vehículo oficial, un turismo (al parecer un Citroen Saxo) perdió por causas desconocidas el control y se dirigió hacia el lugar donde se encontraba el vehículo oficial del agente, golpeando al mismo y causándole heridas por las que tuvo que ser trasladado al Hospital de Requena. Gracias a la agilidad y rapidez con la que actuó, el agente de trafico evitó que las consecuencias fuesen de difícil reparación. Ahora se encuentra de baja laboral con lesiones en una pierna, aunque por fortuna no peligra su vida.
Ésta es una muestra más de que el peligro está en la carretera y no en una oficina, donde no lo padecen ni los jefes, ni sus acompañantes, ni los suboficiales sin función específica, ni los suboficiales jefes de grupos operativos, ni los que están en los COTAS.
No se puede permitir
Esos componentes de la agrupación de tráfico (motoristas y atestados), es decir la base de la agrupación, los que trabajan en la carretera jugándose la vida (encima amenazados constantemente con el RAI), los que durante las 24 horas del día, festivos, operaciones especiales, campañas de seguridad, acompañamientos de ciclistas, de vehículos especiales, los que investigan las causas de los accidentes de tráfico, los que durante todo el año realizan controles de alcoholemia, drogas, etc (sufriendo las duras condiciones de trabajo, calor, frío, etc), son los grandes olvidados de la agrupación.
Mientras tanto, la productividad se la reparten entre jefes de todo tipo, personal de oficinas y servicios burocráticos, los ahora llamados “acompañantes” de los jefes de destacamento y subsector, a ellos sí les afectan los cambios en la orden de productividad...
Qué pena.
Un motorista de Tráfico salva la vida de milagro... mientras los jefes se llevan la productividad
