La Guardia Civil, acostumbrada a esconder sus vergüenzas debajo de la alfombra, no hizo caso a las peticiones de AUGC hasta que, en el año 2013, el Director General firmó una primera regulación en la que se mezclaban ambos protocolos y que, en lugar de ser un verdadero catálogo de actuación ante hechos, se limitaba a un conjunto de “intenciones” para seguir vendiendo que en la Guardia Civil no se producen casos de acoso.
Este primer protocolo se actualizó en 2019 y recientemente nos ha llegado una nueva actualización.
Sin embargo, y de modo incomprensible, nuestro Director General, incapaz de escuchar a las asociaciones, ha dado nuevamente la espalda a las víctimas consumando el abandono que nos distingue del resto de funcionarios.
Ya en el protocolo de acoso del año 2011 para los funcionarios se establece una garantía de especial importancia, las víctimas podrán ser asistidas por cualquier acompañante de su elección, en todo momento a lo largo del procedimiento.
Eso es lo que pedía AUGC en esta actualización (más de una década después de que lo tenga el resto de trabajadores públicos) y lo que solicitó en el paso pleno del Consejo de la Guardia Civil; que la persona denunciante (y por ello, supuesta víctima) pueda asistir con una persona de su elección y confianza.
El problema es que, nuestro Director General, una vez más, no quiso escuchar a los representantes de los trabajadores y abandonó el pleno del Consejo en cuanto tuvo oportunidad y, desde luego, nuestros generales no están dispuestos a que la víctima pueda ir acompañada de una persona que le apoye y tranquilice, y por mucho que lo pida AUGC no están dispuestos a escucharnos.
No podemos olvidar que en los actos a los que debe acudir la denunciante (declaraciones y entrevistas) debe recordar momentos que han sido complicados y más que asesoramiento, necesita el sentirse respaldad y protegida por una persona de su máxima confianza. En unos casos podrá ser un padre, una madre, un hermano o hermana o su pareja.
Sin embargo, la Guardia Civil, más preocupada por ocultar y alegar que no existen casos de acoso en la Guardia Civil, se ha negado en redondo a ese acompañamiento. En su lugar, la nueva regulación recoge la posibilidad de que la persona que denuncia vaya acompañada de un guardia civil.
La decisión es absurda. En muchas ocasiones, la víctima no estará dispuesta a que un guardia civil que conoce (por amistad) esté presente escuchando todo lo que ha sufrido y lo que le ha pasado (existen incluso casos de violación). La víctima no necesita un guardia civil, necesita una persona de su total confianza que pueda escuchar el relato de los hechos, alguien que le agarre de la mano cuando lo esté pasando mal reviviendo los hechos.
Sin embargo, la Guardia Civil, consciente de todo ello pues AUGC se lo ha explicado, ha decidido, como ya indicamos en el título, dar la espalda a las víctimas prevaleciendo el interés de la Institución (que no salga de aquí) por encima del interés de la víctima.
Y no tiene justificación ni sentido alguno. Actualmente, en algunas unidades, conviven trabajando funcionarios y guardias civiles por ello, ambos pueden ser víctimas de los casos de acoso y del mismo acosador.
¿Por qué la persona a la que se le aplica el protocolo de secretaría de estado podrá acudir acompañado de una persona de su elección y sin embargo, si la persona acosada es de la Guardia Civil, debe acudir sin ese apoyo?
¿Por qué, nuestro Gobierno y Director miran hacia otro lado en un caso así? ¿Por qué no escuchan a los representantes de los trabajadores ante unas demandas tan justas y lógicas?
Desde AUGC hemos pedido en varias ocasiones que nos informen de que impide que se nos aplique el mismo criterio. Supuestamente, debería de ser algo de nuestra condición de militar, sin embargo, no encontramos nada que ampare este abandono institucional y, por lo que parece, la Guardia Civil tampoco debe encontrarlo dado que cada vez que preguntamos la respuesta es el silencio.
