Una vez más desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles nos vemos ante la necesidad de hacer públicas ciertas situaciones que tienen fácil solución, pero ante las que los órganos competentes de la Dirección General de la Guardia Civil no toman medidas, limitándose a mirar hacia otro lado, sin importarles las condiciones laborales de los guardias civiles.
La Guardia Civil, dentro de los cometidos que le son asignados en la Ley Orgánica 2/86 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tiene, entre otros, la represión del contrabando y el tráfico de drogas en su demarcación.
Histórica y estadísticamente, la Guardia Civil viene realizando aprehensiones de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, siendo junto al Cuerpo Nacional de Policía la que anualmente realiza la mayor cantidad de aprehensiones, tanto en número, como en cantidad.
Los agentes de la Guardia Civil no cuentan en la actualidad con un protocolo o marco por el que regirse y mediante el cual, cuando son aprehendidas este tipo de sustancias, sepan cómo deben manipularlas, custodiarlas y trasladarlas hasta los depósitos autorizados que se disponen en los diferentes organismos receptores, bien sean del Estado o de aquellas Comunidades Autónomas que tienen las transferencias en estas competencias.
Dicha carencia reguladora significa que muchos agentes tengan que actuar sin una formación básica, no en la aprehensión, que en eso somos líderes, sino en las actuaciones posteriores ya citadas anteriormente, con el consiguiente perjuicio de sus condiciones laborales saludables.
Póngase como ejemplo cuando se realizan grandes aprehensiones de plantas cannabis sativa, más conocida como marihuana, las cuales una vez incautadas y para dar cumplimiento a la normativa dictada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, deben ser manipuladas sin un protocolo marcado previamente para separar las floraciones y hojas de los tallos, depositarlas en cajas, custodiarlas temporalmente y trasladarlas hasta las unidades receptoras.
En relación a los lugares de custodia, a fecha de hoy en más del 95% de unidades no existe un habitáculo exclusivo perfectamente equipado y dotado de sistemas de almacenamiento y de ventilación, donde poder depositar temporalmente las sustancias hasta su entrega en las unidades receptoras.
Tampoco se dispone de contenedores estancos donde poder transportarlas en los vehículos oficiales, sin que transciendan olores tóxicos que pueden emitir estas sustancias y que sometan a situaciones de riesgos laborales de los agentes actuantes.
De hecho, así lo manifiestan en escrito de contestación a una propuesta realizada recientemente por escrito ante el Consejo de la Guardia Civil, en el que ponen de manifiesto la falta de regulación. Es más, argumentan que está en estudio por la Secretaria de Estado de Seguridad y por la Dirección General de la Coordinación de la Administración Periférica del Estado para dictar una Instrucción conjunta sobre este tema, y con el fin de erradicar los depósitos transitorios en las dependencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Por otra parte, desde la Dirección General de la Guardia Civil en el citado escrito también se reconoce implícitamente la falta de regulación, tras manifestar que la citada propuesta se llevará a estudio para su análisis y la posterior emisión de un informe que sirva como base para dictar una norma o protocolo de actuación para el personal del Cuerpo en esta materia que a día de hoy sigue en el aire.
En resumen, hay que poner de manifiesto la falta de regulación específica, la falta de formación, la falta de instalaciones adecuadas, y la falta de medios materiales.
Una vez más, y gracias a las continuas propuestas constructivas que son enviadas al Consejo de la Guardia Civil, desde AUGC tratamos de mejorar las condiciones laborales de los guardias civiles, mientras que la DGGC lo sigue estudiando.
