Ante el temporal y el colapso de las carreteras en la operación retorno, AUGC critica la falta de previsión y demanda cambios en Tráfico

Ante el temporal y el colapso de las carreteras en la operación retorno, AUGC critica la falta de previsión y demanda cambios en Tráfico

por Ildefonso Garcia Ruiz

Un guardia civil junto a vehículos atrapados por el temporal en la AP6.
Un guardia civil junto a vehículos atrapados por el temporal en la AP6.

AUGC debe denunciar una vez más la precariedad en que los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil tienen que desempeñar su servicio en las carreteras. Situaciones como las de este fin de semana, con miles de vehículos atrapados durante horas en la AP6, dejan clara la necesidad de cambios en la Jefatura de la Agrupación de  Tráfico. No es de recibo que se avisase a los guardias civiles una vez que el colapso de las carreteras era evidente, con patrullas procedentes de otras provincias siendo desplazadas hasta los puntos conflictivos y con servicios de 12 y 14 horas; o guardias civiles llamados a sus domicilios a las dos de la mañana para prestar servicio. Se trata de actuaciones que dejan patente la falta de criterio y profesionalidad de la cadena de mando, así como la improvisación vivida en plena operación retorno y con una previsión de temporal anunciada.

Esta situación es, además, una consecuencia añadida del problema principal que existe: la reducción de plantilla de guardias civiles de Tráfico, que ha perdido en seis años cerca de un millar de agentes, a lo que se añade el cierre de unidades de atestados. Un recorte que se ve ya reflejado trágicamente en las cifras de víctimas en la carretera. Cabe recordar, en este sentido, que 2017 acabó con 1.200 fallecidos en las carreteras españolas, nada menos que 39 más que en 2016. Ambos años han supuesto además un repunte en el número de víctimas, después de varios años de descenso en las cifras.

No puede ser casualidad que este trágico cambio de tendencia coincida con la pérdida de efectivos en la Guardia Civil, que cuenta desde 2011 con 5.200 agentes menos, con la consiguiente reducción del número de patrullas en las carreteras. Este drástico descenso de los agentes que velan por la seguridad vial viene además acompañado del de los vehículos destinados para ello, ya que, según se acaba de conocer en la respuesta a una pregunta parlamentaria, el Ministerio del Interior ha reducido desde enero de 2016 a octubre de 2017 el parque móvil de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil destinado a dar seguridad a las carreteras en 450 motocicletas, 75 todoterrenos y 48 turismos, reponiéndose sólo 589 de los 1.162 vehículos suprimidos en este periodo.

Unos datos que contrastan con las poses del Director de la DGT y del máximo responsable de la Agrupación de Tráfico en las redes sociales anunciando la puesta en servicio de nuevas motocicletas o turismos para el servicio, pero que se esconden ante unos datos que no dejan lugar a dudas. Y es que la ecuación parece sencilla de resolver: a menor recursos humanos y materiales, mayor siniestralidad en las carreteras, y por lo tanto incremento de pérdida de vidas.

Sin embargo, desde Interior y la Dirección General de la Guardia Civil sólo existe una respuesta, su fórmula mágica, resultante del viejo ordeno y mando, es un truco tan barato como antiguo: abusar de unos trabajadores públicos imponiéndoles un aumento de horas en su jornada laboral, con cargas extras de trabajo para el personal operativo, aumentando el estrés y la fatiga de las bases del cuerpo.  

Así ha sido durante los últimos meses del pasado año, cuando la Agrupación de Tráfico implantó de forma unilateral la ampliación a cuarenta horas de la jornada laboral semanal de los agentes de Tráfico en los meses de julio, agosto y septiembre, en primer lugar, para más tarde aumentarla hasta final de año a los agentes destinados en determinadas provincias con mayor siniestralidad. Es decir, en lugar de reforzar esas demarcaciones con nuevos efectivos y medios o adoptar otras medidas organizativas, se elige la vía más barata y sencilla: intentar trasladar a los últimos miembros de la escala toda la responsabilidad de mejorar una negra estadística a costa de atropellar sus derechos laborales, y sin la menor explicación de un plan para contrarrestar las muertes en carretera.  

Otra muestra más de esta falta de tacto con la que afrontan algunos mandos las relaciones laborales en la Guardia Civil es que recientemente AUGC solicitó por escrito y en dos ocasiones una reunión con el máximo responsable de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Ante el segundo escrito –en el primer caso comunicaron no haberlo recibido-, la respuesta ha sido denegar dicha reunión. Y de nuevo parcos en ideas se basan y pretenden justificar esta falta de diálogo en una habitual excusa: son necesidades del servicio.

Éste –las necesidades del servicio- es el paraguas bajo el que se oculta siempre la falta de medios, la precariedad laboral, los bajos salarios y la falta de derechos de los servidores públicos más valorados por los españoles, como reflejan año tras año Los barómetros del CIS, pero los peor tratados. Ante esta intransigente postura desde AUGC se ha elaborado un escrito que se hará llegar en los próximos días al Director General de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, para que adopte las medidas necesarias e introduzca cambios en el funcionamiento y la interlocución entre los representantes de los guardias civiles y los máximos responsables de la institución, para que realmente se convierta en un instrumento útil para la mejora de las condiciones profesionales y económicas de los guardias civiles, y que en consecuencia, y de una vez por todas, se dé pleno cumplimiento a lo establecido en la Ley Orgánica de derechos y deberes de los guardias civiles.

Desde AUGC debemos lamentar que todas estas circunstancias incidan en algo que no admite recortes: la seguridad de los ciudadanos, y que ello repercuta, además, en las condiciones de trabajo de los guardias civiles, que una vez más ven vulnerados sus derechos sociolaborales en aras de esas necesidades de servicio que, por el contrario, nunca merman las condiciones de trabajo de los altos mandos, ni sus generosos complementos por productividad ni los escandalosos presupuestos asignados en la Guardia Civil a actos protocolarios.

Por todo ello, AUGC rechaza la política que pretende llevar a cabo la DGT con las inversiones en medios materiales como radares y drones, si ello supone reducir las patrullas en carretera de guardias civiles de Tráfico y de sus vehículos oficiales, porque cuando suceden incidencias como ha ocurrido con el temporal de nieve en la AP-6, la mayor presencia de los guardias civiles de Tráfico contribuye a mejorar el servicio del ciudadano. En resumen, todo en manos de la improvisación y la profesionalidad de los compañeros que deben hacer un esfuerzo extra para tratar de compensar esta nula previsión y la falta de medios.

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