La cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto ha elaborado un completo estudio sobre el nivel de sufrimiento que los miembros de la policía autónoma vasca y sus familias han padecido en todo el lapso temporal que ha durado la violencia terrorista propiciada por la banda terrorista ETA.
Estamos en un momento histórico caracterizado por la circunstancia de que el furor asesino de dicha banda se encuentra en un momento de bajo perfil y España se va introduciendo en un periodo en el que, desde la reflexión y la quietud que parece que asoman en este nuevo horizonte, se observará el pasado y se escribirá la Historia que en un futuro será recordada y honrada por las generaciones venideras. Es en este contexto, donde los académicos e historiadores profesionales dibujarán lo que sin duda perdurará en la memoria de España. Los guardias civiles, al igual que los compañeros de la Policía Nacional, somos conscientes de lo dedicado de este momento, pues del correcto enfoque del mismo va a depender que nuestra aparición en este triste episodio de nuestro país, sea recordada de una forma o de otra.
Por esta razón, porque vemos que la Historia está comenzando a escribirse, estamos muy atentos al trabajo que desde los despachos académicos se realiza y, por ello, vamos a emitir nuestro parecer cuando se escriba sobre el sufrimiento que los asesinos y criminales de ETA y su entorno han causado a España. Nuestra legitimidad para hacerlo nace de dos poderosas causas: haber derramado nuestra sangre y las lágrimas de nuestros seres queridos en la lucha contra el terrorismo etarra y por otro lado, haber sido los causantes principales de que la banda asesina haya dejado de aniquilar seres inocentes.
En este sentido, consideramos muy peligroso ser sometidos por algunos sectores sociales a un nuevo tipo de violencia, en este caso mucho más sutil pero igualmente peligrosa: la violencia del olvido y del silencio. Y es que cuando se emiten estudios sectoriales que relatan verdades a medias, obviando a actores que han tenido un papel tan fundamental como el nuestro en el País Vasco, se comete la gran injusticia de no reconocer (por omisión) el sacrificio y la lealtad de todos y cada uno de los guardias civiles y policías nacionales que sirven y han servido a la sociedad española en el País Vasco. Todos esos hombres y mujeres que han dedicado los años de su vida y los de su familia a conseguir la paz que los verdaderos enemigos de la patria vasca han tratado repetidamente, sin éxito, de romper.
Sin lugar a dudas la policía autónoma vasca y sus familias han sufrido, como también lo han hecho y lo hacen hoy día, los miles de huérfanos de la Guardia Civil y la Policía Nacional que han quedado en el camino. Los guardias civiles no vamos a consentir ningún intento de someternos al silencio y al olvido de la Historia. Vamos a reivindicar nuestra presencia y reconocimiento en la misma. Vamos a enaltecer el trabajo desarrollado para que el País Vasco sea un lugar con libertad.
El nombre de nuestra Institución se va a escribir con mayúsculas, dejando meridianamente claro que es gracias a nuestro esfuerzo y valor la razón por la que en el año 2016, en la cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto, alguien puede escribir libremente sobre el grado de sufrimiento de la Ertzaintza.