La llegada de María Gámez a la Guardia Civil no detiene el machismo que impera en la institución

Todavía hay unidades en la Guardia Civil donde se dan órdenes de que sean las esposas de los guardias civiles, y no estos, quienes salgan a hacer la compra.

por Redacción AUGC

La directora de la Guardia Civil, María Gámez, en la sala de crisis de la DGGC.
La directora de la Guardia Civil, María Gámez, en la sala de crisis de la DGGC.

Llegar con aires vanguardistas y como adalid de la igualdad de género a un organismo como la Guardia Civil es una cosa, pero cambiar la institución es otra muy diferente.

El nombramiento de María Gámez como directora general del Cuerpo no está suponiendo la modernización del instituto armado. Tampoco la de sus relaciones laborales, ni en las instrucciones que se imparten para que la Guardia Civil, un cuerpo policial donde el 93% de sus efectivos son hombres, acabe con órdenes trasnochadas y machistas. Este es el caso de la unidad situada en la localidad de Robledo de Chavela, un municipio de poco más de cuatro mil habitantes situado en la Sierra Oeste de Madrid.

El mando que está al frente de esta unidad ha dado órdenes a los guardias civiles allí destinados para que, fuera de la jornada laboral de cada guardia civil, sean las esposas de estos quienes realicen las salidas a la vía pública para llevar a cabo las actividades permitidas mientras dure del estado de alarma, como por ejemplo salir a realizar la compra. En el escrito, que han tenido que firmar los guardias civiles, figura que “… en el caso de que la salida la pueda hacer nuestra mujer lo deben hacer ellas para evitar el contagio, ya que un contagio puede ser fatal para el resto.”

Por si esta actitud no fuera suficiente, y ante una más que posible extralimitación en el ejercicio del mando, éste continúa advirtiendo que: “Para comprobar el cumplimiento de esta orden (…) se debe avisar al Comandante de Puesto cada vez que se vaya a salir del domicilio, especificando el motivo y el tiempo que se abandone el mismo.” 

Es tan solo un ejemplo de una larga lista de actividades que los guardias civiles destinados en Robledo de Chavela han de realizar cada día mediante órdenes que van más allá de su jornada laboral. Además, durante el servicio se les obliga a realizar la mayor parte del mismo a pie, y con unas pautas que no dejan lugar a la iniciativa que todo miembro de un cuerpo policial, como lo es la Guardia Civil, ha de llevar a cabo en el ejercicio de sus funciones.

El servicio se convierte así en un cúmulo de cumplimientos para evitar las represalias del mando que en la actividad policial que han de ejercer. Esta situación genera, además de la comprensible preocupación en las familias, un estrés en los guardias civiles que prestan servicio en esta unidad.  

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