José Morata, último represaliado de la Guardia Civil sigue esperando justicia

“Siempre supe que defender nuestros derechos me podía salir caro”

por Administración AUGC

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Perseguidos y represaliados, los guardias civiles que en los primeros años de democracia defendieron los derechos de sus compañeros continúan hoy sufriendo las sanciones que en su día les impusieron. Uno de aquellos históricos dirigentes es el sargento José Morata, un hombre que siempre luchó por lo que consideró justo, aun sabiendo que aquello le “podía salir muy caro”.
Con la llegada de la democracia, fueron muchos los colectivos que se embarcaron en la lucha por conquistar derechos y libertades que todavía no existían. La Guardia Civil se incorporó a esta pelea y en el año 1977 se produjo la primera manifestación de un grupo de policías nacionales y guardias civiles. Trabajadores que demandaban que la democracia entrase en los cuarteles y para ello crearon en los años 80 el hoy extinto Sindicato Unificado de Guardias Civiles (SUGC). Sin embargo, los ruidos de sables provocaron que el Gobierno acallase todas las demandas que pedían la modernización del Cuerpo.
Una dura persecución a la que se tuvo que enfrentar Morata y que causó que fuese expulsado del Cuerpo acusado de sedición militar. 17 años después este sargento de la Guardia Civil continúa expulsado, esperando que se haga justicia. A pesar de que en 2009 el Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad una Proposición No de Ley instando al Gobierno a su reingreso en el Cuerpo, casi cinco años después sigue esperando que esto se produzca.
“A mediados de los 80, el que se metía en esto tenía que saber cuáles eran las consecuencias. Había gente que se creía que iba a ser un camino de rosas pero en realidad, era un engaño que nos intentaban hacer creer los políticos. Aunque nos reuniésemos con ellos, la lucha no iba a ser fácil e íbamos a tener que soportar la represión. Siempre fui muy consciente de que defender nuestros derechos me podría salir muy caro”, comenta Morata en una entrevista con la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
Encarcelado durante 19 días, en los años 90, acusado de sedición militar, Morata fue expulsado de la Guardia Civil en 1997 por reclamar derechos, libertades y mejoras en las condiciones sociolaborales de sus compañeros. Luchaba por la democratización de un Cuerpo, dominado por la disciplina militar en el que las voces discrepantes eran acalladas con total impunidad.
Su esfuerzo, su generosidad y su lucha por modernizar esta institución, sigue sin ser reconocida por la Administración. A pesar de que todos los partidos políticos votaron a favor de su readmisión en el Cuerpo, su caso sigue condenado al olvido y tanto el Partido Popular como el Partido Socialista Obrero Español hacen caso omiso a aquella Proposición No de Ley que se aprobó en el Congreso de los Diputados.
“Para mi readmisión en el Cuerpo se consiguió el cien por cien de los votos pero tanto PP como PSOE, que han estado en el Gobierno, no lo han llevado a la práctica. Algo que no se entiende porque si hubiesen tenido algún inconveniente, lo hubiesen expresado en aquella Comisión y no hubiesen votado afirmativamente. A mi readmisión en el cargo le hace falta un empujón”, defiende Morata.
Y precisamente para lograr ese empujón,  se están recogiendo firmas en la plataforma change.org, tratando así de que la presión ciudadana recuerde a los políticos que la readmisión en el Cuerpo de José Morata es una forma de hacer justicia conquien luchó por los derechos laborales de sus compañeros. Uno de aquellos héroes de la transición cuyo reconocimiento institucional permanece en el olvido.
“Consideraba que hacía bien mi trabajo. De hecho, así lo reconocían siempre los mandos. Por tanto, tenía derecho a exigir una serie de derechos. Luchaba por algo que creía justo y que otros cuerpos como la Policía Nacional ya habían conquistado”, argumenta.
Una pelea constante por los derechos de los guardias civiles que Morata comenzó en los años 80, siguiendo el ejemplo del cabo Manuel Rosa. Encarcelado y expulsado del cuerpo, este sargento de la Guardia civil fue junto a sus compañeros objeto de seguimiento por parte de los servicios de información de la propia institución.
Para firmar en la petición de change.org, pinche aquí:
PETICION

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