La cúpula de la Guardia Civil se une en bloque para evitar que se sancione al hijo de Tejero

por Administración AUGC

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El hijo del golpista Tejero, Antonio Tejero Díez, ni será expedientado, ni se le cambiará de destino, según se desprende del auto emitido por la Audiencia Nacional y de las palabras del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, pronunciadas hoy en el Congreso de los Diputados. Un hecho flagrante en el que la Dirección General de la Guarida Civil (DGGC) ha decidido someterse a los dictados que marcan los mandos de esta institución, quienes parecen estar dispuestos a todo con tal de evitar que Tejero Díez sea sancionado.
La DGGC ha decidido aceptar las presiones y no castigar la celebración del 23-F que protagonizó el hijo del golpista Tejero. Para la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) se trata de un suceso lamentable que quedará impune, alentando así celebraciones de este tipo, que hacen de la Guardia Civil una institución arcaica, propia de otros tiempos.
AUGC, la asociación profesional mayoritaria en la Guardia Civil, considera que se está haciendo un flaco favor a la democratización y modernización de este Cuerpo. Además, denuncia el poder omnímodo de los mandos, capaz de imponerse al de los gobernantes elegidos por el pueblo.
Con actuaciones de este tipo, la DGGC perjudica seriamente a la democracia y a las libertades fomentando, en cambio, el despotismo y el caciquismo. Pero la Dirección General no solo ha evitado sancionar a Tejero Díez sino que recientemente ha decidido condecorar con la máxima condecoración del Cuerpo a la cúpula de la Guardia Civil.
De este modo, se observa la doble vara de medir que utiliza la DGGC, ya que mientras la celebración del 23-F queda impune, a los dirigentes de AUGC, legítimos representantes de los trabajadores de la Guardia Civil, se les han abierto 37 expedientes disciplinarios desde que el Partido Popular entró en el Gobierno por reclamar derechos y libertades para sus compañeros.
El ruido de sables parece haber asustado al director general que prefiere contentar a algunos mandos, antes que defender la democracia y la libertad, encubriendo para ello actuaciones denigrantes para la Guardia Civil. Una institución que todavía cuenta en sus filas con superiores que no toleran la modernización que ha sufrido el Cuerpo desde el año 1975.

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