En los últimos meses, pero especialmente en los últimos días, los guardias civiles estamos siendo víctimas de una confabulación por parte de altos mandos de la Guardia Civil.
No es nuevo que nuestras condiciones laborales (ya no digamos el sueldo), nada tienen que ver con las de otros cuerpos policiales, entre ellos la Policía Nacional. Algo que poco o nada parece importar a los generales, siempre y cuando sus privilegios continúen impertérritos.
Así, se niegan a implantar turnos de trabajo con cadencias regulares, como ocurre en el resto de funcionarios y cuerpos policiales, sin tan siquiera ofrecer argumentos. Pretenden que siga imperando “la ley del lápiz” para hacer los cuadrantes de cada mes, y planificar nuestra vida sin arbitrariedad. Ya esta disponible el cuadrante de diciembre y….¿Quien trabaja en las fechas señaladas? Los de siempre.
La solución es fácil, pasa por una restructuración del despliegue territorial, el cual fue ideado para dar cobertura a la seguridad pública en el s. XIX pero obsoleto y anticuado en el s. XXI. Y mientras esto sucede, se deben ampliar las plantillas, pues cubriendo el 80 % del territorio español disponemos de similares efectivos que la Policía Nacional.
La falta de plantilla debe ser cubierta, pero para suplir esta carencia existen dos soluciones.
.- Primera. La que quieren imponer los generales, “cargándose” la jornada laboral y aumentar las horas de servicio, eliminando descansos y vacaciones.
.- Segunda. La que propone AUGC, gratificar económicamente, pagar, SERVICIOS EXTRAORDINARIOS. A razón de 80 euros el servicio realizado, al igual que en la Policía Nacional.
Se acabó el problema de la falta de plantilla, pero para esto los “privilegiados” , el 10% que se embolsa 70 millones de euros al año en productividad, tendrían que reducir su escandalosa productividad. Y eso es lo que no quieren.
Si realizamos las mismas funciones policiales que el resto de cuerpos de fuerzas de seguridad, debemos tener los mismos derechos.
