Las dos varas de medir *

Las dos varas de medir

por Ildefonso Garcia Ruiz

Un agente de la UCO traslada documentación relacionada con un caso.
Un agente de la UCO traslada documentación relacionada con un caso.

En el último año hemos presenciado con estupor como desde altas esferas gubernamentales y políticas se cuestiona la labor o las actuaciones de los compañer@s de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO). Es paradójico que quienes tienen la labor de velar por el buen funcionamiento y por el buen nombre de las instituciones se dediquen, desde sus puestos de responsabilidad, a ejercer precisamente lo contrario, la irresponsabilidad y el ataque interesado contra las mismas cuando sus actuaciones salpican (y últimamente las salpicaduras se multiplican y extienden exponencialmente) a responsables políticos, correligionarios de partido o gente “importante” amiga.

 Mientras la UCO desarticula bandas de atracadores, detiene a asesinos o incauta drogas o armas son excelentes profesionales encuadrados en una unidad de élite contra el crimen, y si de paso, por su abnegada y peligrosa labor el político de turno se lleva una palmadita o un ascenso en su carrera gracias a esos éxitos ajenos el ensalzamiento puede llegar a limites sonrojantes. Ahora bien, si se dedican a perseguir el delito de guante blanco, el que cometen en su mayoría empresarios y políticos, la cosa cambia. Ya no son tan profesionales, ya no son tan concienzudos y tan metódicos en su trabajo, ya no son abnegados y astutos. En este caso ya se oyen frases sembrando la duda o directamente cuestionando su labor. A esos mismos que aplaudían las detenciones y servicios realizados, cuando la investigación les silba los oídos, cambian de registro y ya  parece que esos mismos guardias civiles se exceden o  inventan o  interpretan demasiado y convendría atarlos más corto. Para eso se han servido de algún fiscal al servicio del poder y no de la legalidad, que por desgracia siempre alguno hay, recientemente destituido por alguna actuación incompatible con la lucha contra la corrupción y, posiblemente, si la UCO sigue haciendo su trabajo con tanta neutralidad y acierto alguno pueda plantearse una “reconversión” de la unidad, de sus responsables o de sus funciones, esperemos que no.

La UCO, como todas las unidades de la Guardia Civil, está compuesta por personas, por profesionales mal pagados y con una carencia de derechos injustificada pero que, a pesar de todo ello, realizan su trabajo de forma escrupulosa, profesional y aséptica, no hay distingo alguno en la actuación policial, y por el bien del estado de derecho y la democracia no debe haberlo nunca, entre detener un secuestrador o a un Consejero o un Ministro. Lo que persigue una unidad de investigación es aclarar el delito, aportar pruebas e indicios e identificar al presunto delincuente, el resto es trabajo de la justicia. Ningún Guardia Civil pone delante de un juez a nadie caprichosamente y esa labor está permanente supervisada y dirigida por jueces y fiscales, por lo tanto,  tiene la misma credibilidad cuando el encartado es un don nadie o cuando es un “don alguien”.

No hay investigaciones a la carta ni investigaciones políticamente correctas, hay solo investigaciones escrupulosas, imparciales y profesionales, y esas son las que realiza la UCO y esas son las que, desde AUGC, como asociación que representa al 40% de la plantilla de la Guardia Civil vamos, no solo a defender, sino también  a denunciar ante cualquier instancia cuando se intente descalificar, ensombrecer o cuestionar por intereses espurios la labor de hombres y mujeres que se juegan la vida en muchas ocasiones y que dan mucho más al Estado que lo que reciben de él.

* Artículo de José Cabrera Farfán, secretario nacional de Organización de AUGC

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