Sin chalecos antibalas: la Guardia Civil no protege a sus agentes ni deja que estos se protejan por sus propios medios

Sin chalecos antibalas: la Guardia Civil no protege a sus agentes ni deja que estos se protejan por sus propios medios

por Ildefonso Garcia Ruiz

Imagen de la campaña de AUGC: Un agente, un chaleco
Imagen de la campaña de AUGC: Un agente, un chaleco

Como el perro del hortelano, que ni comía ni dejaba comer, la Guardia Civil ni protege a sus agentes ni les deja protegerse por su cuenta. Lástima que la pluma de Lope de Vega no pueda crear una de sus inmortales comedias a partir de esta nueva astracanada (“acción o comportamiento públicos disparatados y ridículos”, define el DRAE) protagonizada por la Benemérita.

AUGC lleva denunciando desde hace años la falta de chalecos antibalas individuales para los guardias civiles. Ante esta grave carencia, que pone en riesgo su propia vida, los agentes han optado en muchos casos por adquirir esta prenda de manera particular, pagándola con sus recursos personales, ya de por sí exiguos en relación a los salarios del resto de policías que trabajan en España.

Pues bien, lejos de abochornarse por la circunstancia de que sean los propios trabajadores los que deban procurarse por sus medios un elemento básico de protección, la Guardia Civil tiene la desfachatez de prohibir el uso de los chalecos antibalas adquiridos por ellos mismos.

Esta situación se produce en toda España, y así se lo han comunicado oficialmente a los guardias civiles el capitán jefe de la compañía de Fuerteventura (Las Palmas), que a través de un correo electrónico hace constar que “se ha venido observando el aumento del uso de chalecos antibalas particulares por componentes de esta Compañía, para el desempeño del servicio”.

A continuación, el capitán recuerda que “según Ley Orgánica 2/86 (…) así como otras disposiciones (…) establecen que los componentes del Cuerpo, han de utilizar en el ejercicio de sus funciones, los medios, instrumentos, armamento y demás materiales que la Administración ponga a su disposición”. Cabe deducir que, ante la falta de dichos medios, quizá este mando recomiende usar el hueco de su ausencia como medida de protección. Eso sí, siempre oficial y ajustada a reglamento.

“Por lo anterior –prosigue el comunicado-, no precede (sic) la utilización durante el servicio de otro equipamiento que no haya sido previamente adjudicado”.

Podría ser un chiste del añorado Gila, de aquellos en los que se pedían las balas perdidas al enemigo para poder seguir la guerra, pero lamentablemente no lo es. Hablamos de trabajadores que buscan proteger su integridad física frente a la desidia de la institución a la que sirven, que lejos de poner remedio a esta situación opta por prohibirles buscar seguridad por su cuenta. Ésta es la institución más valorada por los españoles.

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