Javier Correa, coordinador de ACFSE: “AUGC siempre ha demostrado estar con las víctimas del terrorismo”

Javier Correa, coordinador de ACFSE: “AUGC siempre ha demostrado estar con las víctimas del terrorismo”

por Ildefonso Garcia Ruiz

Javier Correa Sureda, coordinador de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSE)
Javier Correa Sureda, coordinador de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSE)

JAVIER CORREA SUREDA nacio hace 48 años en Badajoz, pero creció entre Madrid y San Sebastián. Divorciado, “pero de la mejor madre que han podido tener mis tres hijos”,  afirma orgulloso. De ellos, dos son ya “polillas”, y el tercero, asegura, tiene intención de serlo. Entre sus aficiones destaca la moto “y el ayudar a los demás”. Ingresó en el Cuerpo en 1990. Tras prestar servicio en los Juegos Olímpicos de Barcelona pasó destinado al País Vasco, trabajando en el Servicio de Información de la Comandancia de Guipúzcoa. En 1996 recibió la Medalla al Mérito por la intervención en un atraco en Madrid, donde resultó herido grave, y en 1997 fue condecorado con la Cruz de Plata por haber actuado como secretario policial en las diligencias de la desarticulación del comando de ETA que secuestró al funcionario de prisiones Ortega Lara. En noviembre de 2000 resultó herido, junto con 15 compañeros, en la explosión de un artefacto colocado por ETA en el Cuartel de Intxaurrondo. En 2005 fue destinado al Núcleo de Reserva de Guipúzcoa. En 2013 pasó Tribunal médico, siendo retirado en acto de servicio como consecuencia del atentado. Hoy es coordinador nacional de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSE).

NOTA. ESTA ENTREVISTA SE PUBLICÓ EN LA REVISTA DE AUGC EN SEPTIEMBRE DE 2015

¿Qué es ACFSE?
Es una asociación de policías y guardias civiles que apoya y ayuda a los que han tenido que soportar la lacra del terrorismo. Luchamos por los derechos que vienen contemplados en la legislación vigente, pero que no se aplican, así como por la búsqueda de la justicia para los que lo han perdido todo. En la actualidad tenemos unos 2.500 asociados, siendo la segunda asociación de víctimas nacional. Aparte de policías y guardias civiles, englobamos también a militares, funcionarios de prisiones, personal civil al servicio de los diversos ministerios, y personal de la seguridad privada, así como sus familiares. También hemos puesto en marcha la figura del “socio solidario”, con el objetivo de poder llegar a más gente.

¿Cuáles son sus actividades y objetivos?
Nosotros luchamos por seguir perteneciendo a las Fuerzas de Seguridad, y por eso mismo actuamos en esa línea. Acabamos de firmar un convenio con todos los sindicatos policiales, y estamos cerrando acuerdos con las asociaciones de la Guardia Civil para actuar y hacernos cargo del funcionario que necesite ayuda al ser afectado por los síntomas del terrorismo. Trabajamos directamente con la Dirección General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, del Ministerio del Interior. Queda mucho por hacer, como el reconocimiento pleno del funcionario herido en un atentado; el seguimiento después de ser apartado del servicio activo; la ayuda familiar; la búsqueda de la justicia en los atentados sin esclarecer; la igualdad en el trato; la investigación de funcionarios que se suicidaron después de sufrir el síndrome del norte o un atentado indirecto; el cambio de la actuación en los cuerpos con personal que sufre una baja psicológica, etcétera.

¿Se sienten bien tratadas en España las víctimas del terrorismo procedentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado?
Para nada. Una vez que el funcionario policial deja de ser productivo para el Estado se convierte en un problema. Es retirado y deja oficialmente de pertenecer al Cuerpo de procedencia, aunque eso no sea lo real, pero sí el sentir del resto de compañeros. No digamos ya si el resultado es el fallecimiento, cuando la familia no es tenida en cuenta por las instituciones.

¿Cree que la sociedad puede haber interiorizado la existencia de víctimas de primera (políticos, periodistas, ciudadanos en general) y de segunda (guardias civiles, policías, militares...)?
No es opinión mía, es públicamente conocido que hace años se decía eso de “que para eso le pagan”, y de ahí se pasó al “lo lleva en su sueldo”. Simplemente, se tiene que ver el procedimiento que ha de pasar un funcionario policial para ser retirado en acto de servicio, a diferencia de un civil, en cuanto a los tribunales, los reconocimientos de incapacidad y la actualización de las diversas pensiones que son concedidas, así como las indemnizaciones. La sociedad nos quiere, pero no es consciente de lo que tenemos que sufrir y sufrimos.

¿Que ETA ya no mate ha podido provocar un olvido intencionado desde las instituciones?
El terrorismo ha dejado de ser el principal problema en nuestra patria, y eso tiene sus consecuencias. Pero no olvide que no sólo existe el terrorismo de ETA, sino que padecemos también otros diversos tipos de terrorismo y violencia. Las instituciones son cómodas, y prefieren tener a las víctimas en segundo plano… Pero eso no será siempre así.

Usted, que también es delegado de ACFSE en el País Vasco, ¿considera que ahora existe allí más empatía hacia los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado?
La situación, en ese sentido, no ha cambiado: el miedo a ser identificado es continuo, y las víctimas del terrorismo de carácter policial siguen siendo totalmente incomprendidas. Es como si se tuviera que asumir que van en el sueldo. Muchas viudas o huérfanos de guardias civiles, policías y militares siguen teniendo que decir que sus maridos o padres fallecieron en un accidente de tráfico. Es así de triste.

¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan las víctimas de su asociación?
Son diversas. La principal es la indiferencia o incomprensión por parte de los dirigentes de sus cuerpos de procedencia. No entienden que se solicite un ascenso honorifico, aunque venga comprendido en una determinada legislación, que se hagan actos de recuerdo a los que dieron todo por la libertad y los demás. El reconocimiento, de existir, se produce en un momento dado y determinado, pero luego se olvidan. Los ministerios de Interior y Defensa nos aceptan determinadas reclamaciones como justas, pero luego no existe voluntad política para llevarlas a efecto. Como siempre, dan una de cal y otra de arena.

¿Qué le parece la política del actual Gobierno respecto a las víctimas del terrorismo? ¿Y la actitud de las instituciones como Guardia Civil o Policía Nacional?
Somos un estorbo y un incordio, y como tal actúan con nosotros. Los diferentes gobiernos han creado una Dirección General de apoyo a las víctimas del terrorismo, y han aprobado una legislación, y con eso creen que han cumplido. La actitud de las direcciones generales de la Policía y de la Guardia Civil es más de lo mismo, se han reunido una vez con nosotros, y con eso lo dan por resuelto. Las demandas siguen encima de la mesa, y parece que no tienen pronta solución. Hemos tenido compañeros ingresados en un centro psiquiátrico, después de haber sufrido un atentado, y el cuerpo de procedencia no sabía ni dónde estaban. Tenemos compañeros destrozados, y se les otorga un “acto con limitaciones”. Tenemos compañeros que se han suicidado después de sufrir un atentado, y no han sido reconocidos. Tenemos compañeros de baja médica psicológica que sufren el acoso de los mandos y de los propios psicólogos. ¿Esa es la actitud justa?

¿Es posible que una víctima del terrorismo pueda llegar a perdonar?
El perdón es algo personal e intransferible. Cada víctima es la que tiene que llegar a perdonar al autor de su dolor. Lo único que puedo decir es que para perdonar antes se tiene que pedir perdón, y tener la clara voluntad de no volver a provocar ningún daño más. ETA no se ha disuelto, y con sus comunicados al estilo mafioso y chulesco no deja ni una pequeña luz para clarificar que se hayan arrepentido de nada. Por mi parte, así es muy difícil perdonar. Ni me lo planteo.

Usted, como guardia civil, ¿cómo ve la implicación de AUGC personándose como causa en atentados terroristas?
¿Cómo cree usted que lo puede ver una víctima del terrorismo? Pues genial. Me he sentido, y me siento, orgulloso de ser miembro del Cuerpo, y como cualquier funcionario policial, toda acción de una organización profesional contra quienes han utilizado la violencia y el terror es de admirar. La actitud de AUGC siempre ha sido la de permanecer junto a la víctima, y lo ha demostrado en infinidad de ocasiones.

¿Cómo se trabaja cuando se es consciente de ser objetivo terrorista?     
He trabajado en el mejor Servicio de Información del Cuerpo, al igual que pienso que tenemos a los mejores en la actualidad dándolo todo por los demás. Estar frente al terrorismo siempre ha implicado incomprensión, pero también la satisfacción del deber cumplido. No existían horarios, ni días libres, pero no pasaba nada. Las condiciones siempre han sido duras para todos. El problema ha surgido cuando has sido “tocado” por la presión. Entonces entran en acción los mandos de “despacho”, con sus estadísticas, y comienza la presión de verdad. Te hacen pasar un calvario, y no se cortan un pelo. Trabajar en el País Vasco no ha sido un problema, te adaptas, el problema lo causa la falta de humanidad de algunos.                                               

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