Se incrementan en 2019 los expedientes disciplinarios en la Guardia Civil de Córdoba y la mayoría afectan a la escala básica

Entre 2017 y 2019 el 83% de los expedientados son de la escala de Cabos y Guardias, y en 2019 se han triplicado los expedientes por falta grave en tan solo seis meses

por Rafael Sanchez Madrid

Campaña #StopExpedientesAUGC
Campaña #StopExpedientesAUGC

Según datos oficiales obtenidos por AUGC a través del portal de transparencia, durante los seis primeros meses de 2019 se han incoado siete expedientes disciplinarios en la Guardia Civil de la provincia de Córdoba, cinco de ellos a Guardias y Cabos, dos a Suboficiales, y ninguno a Oficiales.

Tras el año negro que fue 2017 con 16 expedientados, en 2018 se volvió a una relativa “normalidad” al bajar el número a seis, pero en 2019 se está produciendo un incremento muy preocupante, habiendo superado en tan solo seis meses el total del año anterior, pero es que además en lo que se refiere a las faltas graves se han triplicado los expedientados, pasando de dos a siete. Si sigue el ritmo actual en lo que resta de año, es posible que se igualen o superen las tristes cifras de 2017.

En esos mismos datos oficiales se pone de manifiesto que durante 2017, 2018 y el primer semestre de 2019, en la provincia de Córdoba el 83% de los expedientados pertenecen a la escala básica de Cabos y Guardias, mientras que sólo el 10% pertenecen a la escala de Suboficiales y un 7% son Oficiales. Así, de 29 expedientados durante ese periodo de tiempo, 24 son Guardias o Cabos, 3 Suboficiales y 2 Oficiales.

Y atendiendo a la tipología de los expedientes, la situación no mejora: en faltas leves el 100% corresponden a Guardias y Cabos; las infracciones graves se reparten con un 81% para Guardias y Cabos, 14% a Suboficiales y 5% a Oficiales; en faltas muy graves el 67% corresponden a Guardias y Cabos, ninguna para Suboficiales y el 33% a Oficiales.

Queda pues patente que el rigor disciplinario no afecta por igual a todos los componentes de la Guardia Civil, cuanto menor sea su graduación mayor es la posibilidad de ser expedientados y sancionados. De hecho, a los Guardias y Cabos se les instruyen expedientes con carácter inmediato, pero cuando un guardia informa de la posible infracción cometida por un mando rara vez o nunca se incoa expediente, limitándose a contestarle que “no se observa infracción”, sin dar más explicaciones y sin hacer averiguaciones al respecto.

AUGC no entiende a qué se debe este excesivo rigor disciplinario, puesto que la mayoría de situaciones conflictivas se pueden solucionar por métodos menos traumáticos, dejando la vía disciplinaria como último recurso. En la Guardia Civil, el régimen disciplinario se utiliza en ocasiones para castigar nimiedades carentes de relevancia, mientras que otras acciones de verdadera gravedad protagonizadas por algunos mandos quedan impunes o con escasa sanción.

Lo cierto es que posteriormente en los tribunales AUGC consigue anular muchas de esas sanciones disciplinarias, como ha ocurrido recientemente con el secretario de relaciones institucionales de esta asociación en Córdoba, Francisco Cruz, al que se le impuso una sanción por falta grave que, tras el recurso de AUGC, ha sido anulada por el Tribunal Militar Central al haberse vulnerado el derecho a la presunción de inocencia.

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