Los estragos del acoso sexual y laboral en la Guardia Civil

El acoso dentro de la Guardia Civil constituye un grave problema que está lejos de resolverse. Nuestro Protocolo de Acoso del 2013 surge ante la reiterada petición de AUGC de aplicación del Protocolo ya existente en la Administración General del Estado. Sin embargo, la Guardia Civil, en su síndrome de Estado Vaticano, en lugar de incluirnos en dicho protocolo crea uno exclusivo bajo la excusa de ser un cuerpo singularizado.

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El caso sufrido por una agente con destino en Murcia, y denunciado por AUGC tras sufrir presuntamente durante 4 años acoso sexual y laboral continuado ha hecho a la Institución toparse de frente con una realidad que no quiere ver, y mucho menos solucionar.  Dentro de la Guardia Civil el acos es un grave problema  que está lejos de resolverse. Nuestro Protocolo de Acoso del 2013 surge ante la reiterada petición de AUGC de aplicación del Protocolo ya existente en la Administración General del Estado. Sin embargo, la Guardia Civil, en su síndrome de Estado Vaticano, en lugar de incluirnos en dicho protocolo crea uno exclusivo bajo la excusa de ser un cuerpo singularizado. 

Este protocolo es absolutamente ineficaz en materia de prevención y carece de las garantías mínimas para la víctima, al no contemplar ni siquiera un sistema de plazos para iniciar el proceso.

Cualquier protocolo establece en su articulado un sistema de plazos que garantiza los derechos de la víctima desde que éste se inicia, cuando se adoptan las medidas preventivas y cuando se resuelve o se desestima. Bien, pues esto en la Guardia Civil no ocurre, y se dan casos como solicitar que se inicie el protocolo y esperar al mismo un mes, dos, etcétera, o simplemente no obtener contestación.

También debido a su articulado no garantista se puede dar el caso de que el propio instructor del protocolo sea el mando denunciado, que se archive sin haberse entrevistado a la víctima o que ésta no participe en el protocolo el servicio de Psicología y el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, pues no hay obligación.

Por último hay que lamentar la ausencia del proceso de figuras fundamentales, como el Servicio de Prevención Riesgos Laborales, que debería informar de los riesgos psicosociales de la unidad, u otras que ni siquiera están contempladas, como el personal técnico experto en análisis de resolución de conflictos interpersonales o el delegado de prevención.

Además, los guardias civiles trabajamos en un contexto militarizado y altamente jerarquizado donde los medios de represión son excesivamente duros, como es la aplicación del Código Penal Militar por el cual puedes ir a la cárcel por insulto a un superior o la aplicación de un régimen disciplinario durísimo.

Por otra parte, el Servicio de asistencia de Psicología en la Guardia Civil es generalmente motivo de desconfianza para los agentes del Cuerpo, por recelos a que la obediencia debida dentro de una Institucion militarizada les perjudique produce desafección; la mayoría de los casos acaban siendo atendidos por profesionales fuera del contexto interno.

En la Institución no se asume el acoso, y mucho menos el relativo a las mujeres. Nuestro todavía Director, en  Sesión del Pleno del Consejo  de la Guardia Civil de fecha 18-12-14, manifestó que en la Guardia Civil no existe acoso laboral, ni sexual.

A esto hay que añadir que los casos de acoso derivan al Tribunal Militar donde por ejemplo el acoso sexual  se dulcifica con figuras jurídicas como “abuso de autoridad” o “trato degradante a un inferior”.

Para nuestra AUGC estas circunstancias se agravan si eres mujer. Cultural y socialmente es imposible que en un colectivo de 78.000 efectivos donde solo el 6% son mujeres, es decir 5.000, y con una relación de poder tan contundente como la jerarquía militar, no existan casos de acoso laboral y sexual.

La mujer en la Guardia Civil duplica, triplica y más el índice de absentismo laboral y cuando a petición de AUGC se solicitó un Grupo de Trabajo en el seno del Consejo para averiguar las causas de este absentismo ni el Servicio de Psicología de la Guardia Civil ni el Servicio Médico ni el de Prevención han sido autorizados a participar.

La realidad es la que es: el acoso existe en la Guardia Civil y ocultarlo o mimetizarlo bajo el paraguas del ámbito militar es un error que pagan las víctimas . Sólo la prevención, la formación, la información y un articulado claro sin ambigüedades y garantista ayudará a combatirlo.

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