Desde AUGC os invitamos a la lectura de este extracto, incluso invita al compañero a leer la Biblia.
Folio segundo:
“Visto el cuadrante, es claro a los ojos de todo el que quiere y puede ver, que al interesado…”
Folio tercero:
De la misma manera, cita usted un especial agravio comparativo respecto al citado guardia civil y no escapa, en su fijación, de nombrar siquiera de pasada a otros compañeros que tienen asignados exactamente los mismos turnos en las fecha referidos en su escrito. “Probablemente la viga de su ojo no le ha permitido subir la mirada un milímetro y no exagero (se entiende que del cuadrante) y ya que presenta usted su escrito en Nochebuena, día que se rememora la pronta llegada del Hijo de Dios al mundo, le invito a ilustrarse con su palabra (Lucas 6, 37-42 del Nuevo Testamento)
Si alguna vez mi condición humana me hace sentir esos sentimientos que profesa al menos espero no perder la lucidez. De verdad se lo digo, lo siento, lo siento mucho, pero no por mí, ni siquiera por mi compañero al cual evidentemente daña usted en su forma de ver o no querer ver. No, que va, lo siento por usted.
El querer hacer ver que los servicios que realiza este mando en compañía en multitud de ocasiones del guardia civil referido, son prescindibles, es algo que opina usted y que recuerda a vieja literatura de antiguos autores pero que como antaño, sigue sin basarse en ningún dato objetivo. Le invito a ello y a una pequeña reflexión. No obstante que sepa, que por esta vez, y ya que estamos en Navidad, me reservo mis opiniones sobre lo que es prescindible e imprescindibles.
Folio tercero y cuarto:
Le agradezco que me recuerde las Reales Ordenanzas, las cuales acato sin mayor merito ni dificultad atendiendo a nuestra condición, pero que no le ciegue la viga y le haga creer su mente que no conozco sus aptitudes o que no atiendo sus necesidades. Nada más lejos de la realidad. Se cuáles son sus aptitudes y también sé lo que necesita.
Lo que no debe esperar de mi nunca es un trato de favor respecto a sus compañero, ya sea en base a un escrito o a las distintas peticiones verbales que me ha estado realizando en los últimos meses (menos tardes, mas festivos, etc.). De mí solo espere justicia (imperfecta muchas veces, lo sé) que yo de usted no espero nada, salvo el cumplimiento de su deber.
Visto todo lo visto, no me extraña que vea agarrones en los pasillos o jamones imaginarios paseando por el Cuartel. En un principio pensé que era usted otro difamador pero me equivoque. Simplemente el odio o tal vez la envidia, o vaya usted a saber el que, le ha hecho perder la lucidez. No lo sé, no obstante nos e preocupe que no está solo, que ni ha sido el primero ni será el último, y ya sabe que en el reino de los ciegos, el tuerto es el Rey.
Algo positivo le tengo que reconocer, y es que pensé que siempre estaría hurgando por detrás y que nunca se quitaría la careta y se mostraría tal y como es. Le alabo el valor que no le supe ver. Ahora y yo no lo pude ver.