El número de guardias civiles que presta servicio en las carreteras cae hasta su cifra más baja en la última década, mientras se disparan las víctimas de Tráfico

Especialmente grave es el retroceso en el número de auxilios en carretera, que pasaron de más de 120.000 en 2010 a apenas 20.000 el pasado año

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Motoristas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil: urge el aumento de efectivos.

A comienzos del presente año, AUGC denunciaba a través de una nota de prensa que el repunte de víctimas en las carreteras (2017 acabó con 1.200 fallecidos, 39 más que en 2016), coincidía con la pérdida de efectivos en la Guardia Civil desde 2011, con la consiguiente reducción del número de patrullas en las carreteras.

La ecuación parece sencilla de resolver: menor número de agentes de Tráfico igual a menor labor preventiva y por lo tanto al aumento de la siniestralidad y de pérdida de vidas.

Hoy el director de Tráfico, Pere Navarro, ha venido a coincidir con la denuncia de AUGC al atribuir este incremento de víctimas al recorte de 1.000 agentes de Tráfico desde 2011. Navarro ha hecho esta afirmación al dar a conocer que en los primeros 12 días de agosto, las víctimas mortales han subido un 27% respecto al mismo periodo de 2017.

Y es que de los 9.800 guardias civiles que en 2010 llegaron a patrullar las vías españolas se ha pasado tras los recortes de personal a tan solo 8.800, según los datos que hoy ha facilitado la propia DGT a través de su director. No es difícil suponer que ese millar menos de agentes implica menor seguridad en las carreteras y, por lo tanto, mayor siniestralidad en las mismas.

Este descenso ha repercutido, además, especialmente en el número de auxilios en carretera llevados a cabo por los agentes, que ha bajado drásticamente de los más de 120.000 de 2010 a los menos de 20.000 del pasado año.

 

(Se adjuntan gráficos elaborados por AUGC a partir de los datos extraídos de los boletines estadísticos de la DGGC)

 

El recorte además, ha sido progresivo y cada vez más acusado: la década actual empezó en 2011 con 9.673 guardias civiles de tráfico, cifra que bajó a 9.634 en 2012, 9.356 en 2013, 9.273 en 2014, 9.082 en 2015, 8.926 en 2016 y 8.852 en 2017, lo que supone un descenso acumulado que en 2018 alcanza ya el millar menos de efectivos.

Por comunidades autónomas, todos los territorios han perdido guardias civiles de tráfico en estos últimos siete años, con los principales descensos autonómicos en la Comunidad de Madrid (-120), Andalucía (-110) y Castilla y León (-103), y provinciales en Madrid (-120), Burgos (-38) y A Coruña y Asturias (-35).

 

Este drástico descenso de los trabajadores que velan por la seguridad en las vías ha venido además acompañado del de los vehículos destinados para ello, ya que, según una respuesta a una pregunta parlamentaria, el Ministerio del Interior había reducido desde enero de 2016 a octubre de 2017 el parque móvil del cuerpo destinado a dar seguridad a las carreteras en 450 motocicletas, 75 todoterrenos y 48 turismos, reponiéndose sólo 589 de los 1.162 vehículos suprimidos en este periodo.

 

Las medidas propuestas por AUGC contra la siniestralidad en las carreteras

 

Ante esta situación, desde la Coordinadora Sectorial de Tráfico de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) se proponen las siguientes medidas:

 

1. Aumento sin más dilación del número de efectivos destinados a prestar servicio en el área de vigilancia de las carreteras, hasta alcanzar la cifra de 10.000 agentes, que en el año 2010 prácticamente se alcanzó por consejo de la Unión Europea (plan de vigilancia del transporte y carreteras).

 

2. Aumento de la presencia de patrullas uniformadas, reduciendo el número de las que hacen uso de vehículos sin distintivos de la Guardia Civil y aumentando con ello la labor preventiva y el efecto que causa en el ciudadano nuestra presencia.

 

3. Posibilidad de jornadas extraordinarias gratificadas: con agentes voluntarios para prestar servicios en fechas señaladas (festividades locales, puentes y fiestas nacionales como Navidad, verano, etc.) ante la actual falta de efectivos. Este método terminaría con las improvisaciones actuales y la falta de servicio al ciudadano. La remuneración sería acorde al esfuerzo y nunca inferior a la productividad O2..

 

4. Puntos de verificación de alcoholemia y drogas, flexibilidad en la elección de los lugares a realizar y disminución de su duración, haciéndolos más dinámicos, eficaces y visibles a la ciudadanía, teniendo en cuenta que los conductores están constantemente informados de los puntos de control, debido a la utilización de sistemas de mensajería instantáneos por internet.

 

5. Presencia real de los controles de velocidad (radar móvil) en tramos de concentración de siniestros y puntos negros. Señalización de éstos como efecto disuasorio y continuar con las políticas de notificar al instante toda infracción de velocidad cometida, porque de lo contrario no se produciría el efecto deseado.

 

6. Poner en marcha una política educadora y no sancionadora, con innumerables denuncias sin notificar, que daría una imagen de afán recaudatorio que los Guardias Civiles no deben tener.

 

7. Respeto escrupuloso del descanso diario de los agentes de Tráfico, con arreglo a su normativa. Medida básica para obtener un bienestar y satisfacción laboral que redundará en el trabajo realizado y en la percepción del ciudadano con respecto a una Institución como la Guardia Civil.

 

8. Establecimiento por parte de las distintas administraciones de protocolos de actuación en la recogida de animales sueltos en las carreteras, con el objetivo de no detraer durante horas a patrullas de sus cometidos principales, vigilar y prevenir.

 

9. Intensificación de manera efectiva y real de la vigilancia en las carreteras secundarias, vías en las que, como demuestra la estadística, se concentra el mayor número de fallecidos por siniestros viales.

 

10. Regresar a la elaboración de informes sobre señalización y estado de las vías de comunicación con mayor número de siniestralidad (recogido en las propias normas de la Agrupación de Tráfico).