Medio centenar de Guardias Civiles alumnos hacen las prácticas sin chalecos antibalas en el norte de Madrid

En España prevalece el nivel 4 de alerta antiterrorista, pero en las Unidades de la zona norte de la Comandancia de la capital escasea esta prenda protectora vital: Mientras que los Guardias Civiles profesionales tienen que cambiar la funda a los existentes, los alumnos trabajan “a pecho descubierto” sin esa mínima opción

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Hay que proteger a la gente que comienza, el futuro de la Institución, y también a los profesionales. No somos una policía de segunda, tenemos que luchar por todo lo que merecemos.

La asignación individual de un chaleco antibalas es indispensable, pero por su escasez se trata de uno de los bienes más codiciados para Guardias Civiles alumnos y los ya profesionales. A pesar de que está activo el nivel 4 de alerta antiterrorista en España, la Dirección General de la Guardia Civil no considera como un asunto prioritario la protección vital de los agentes. De este modo se encuentran los compañeros de las Unidades de la zona norte de la Comandancia de Madrid, sin dotaciones suficientes. Los Guardias Civiles de dicha zona cambian la funda de los equipos existentes como solución alternativa al problema, pero los futuros agentes destinados allí en prácticas prestan servicio sin la protección vital; no disponen de la posibilidad de hacer ese cambio.

La Guardia Civil está obligada a dotar de material de protección, atendiendo a Prevención de Riesgos Laborales. Han proporcionado chalecos antibalas a diferentes zonas de la Comunidad de Madrid, pero el área norte ha quedado excluido inexplicablemente. Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles tampoco entendemos que con las circunstancias que hay en la calle y ante un nivel antiterrorista tan elevado no haya suficientes prendas de este tipo. Siempre hemos defendido la premisa de “un agente, un chaleco”, y la Dirección General debe cumplir con su obligación de proporcionarlos a todos los Guardias Civiles. No pueden ser menos quienes comienzan su andadura profesional, pero ante las dificultades que hay sin dotaciones cuando menos deberían facilitarles una solución intermedia hasta la asignación de uno individual.

La vida de los trabajadores debería ser una prioridad, pero los alumnos en prácticas, como los que están en las Unidades de la zona norte de la Comandancia de Madrid, se encuentran con la triste realidad ya en sus comienzos. Y no sólo han conocido la problemática de los chalecos, apenas les dieron polos de verano para poder cambiarse. Es una situación que recuerda a la que están sufriendo los futuros agentes destinados en Islas Baleares. Todo ello es inadmisible y lo denunciamos públicamente. Son compañeros que se encuentran en una situación de indefensión, a la espera de pasar a profesional, y estamos para defenderlos desde sus inicios dentro del Cuerpo.

Al final en este punto comienza la parte más bonita del periodo formativo, aquella desde donde al fin se relacionan con el ciudadano en sus destinos provisionales, en la que aprenden de mano de agentes profesionales, donde escuchan los consejos de un personal con años de experiencia… Somos una de las policías mejor formadas del mundo, pero la cantidad y el estado de los recursos materiales y de los medios actuales no está a la altura. Hay que proteger a la gente que comienza, el futuro de la Institución, y también a los profesionales. No somos una policía de segunda, tenemos que luchar por todo lo que merecemos.