Un guardia civil destinado en el puesto grancanario de Puerto Rico ha sido expedientado y sancionado económicamente tras sufrir un accidente de tráfico con un vehículo oficial que conducía.
Así es como trata la Guardia Civil a sus trabajadores: lejos de prestarles el apoyo necesario tras ser víctimas de un accidente fortuito que pudo costarles la vida, los castiga rebajando sus ya de por sí escasas remuneraciones.
Los hechos tuvieron lugar hace exactamente un año, cuando los guardias civiles realizaban servicio de seguridad ciudadana por la carretera GC-605 que une el pueblo de Mogán con el de Ayacata. Esta carretera es una vía estrecha que tiene menos de cuatro metros de ancho, sin arcenes y con la velocidad limitada a 30 kilómetros por hora.
El agente que conducía el vehículo, que circulaba a la velocidad estipulada, tuvo que realizar una maniobra evasiva al caer piedras sobre la calzada, lo que originó que el vehículo todoterreno que conducían cayese por un barranco de unos cincuenta metros, dando numerosas vueltas de campana hasta detenerse finalmente en el camino de acceso a una terraza de cultivo, lo que evitó que la caída fuese mucho mayor.
Debido a lo aparatoso del accidente, al lugar se trasladó una ambulancia del servicio canario de salud que asistió en un primer momento a los guardias civiles y luego los llevó al hospital para ser atendidos de las lesiones sufridas en las numerosas vueltas de campana que dio el vehículo, agravadas por la circunstancia de que no se accionaran los airbags laterales ni los frontales. Un año después, el conductor todavía se encuentra bajo tratamiento con el neurocirujano.
Pasados cuatro meses del accidente, se le notificó al guardia civil que conducía el vehículo la apertura de un expediente disciplinario por falta grave, atribuyéndole una supuesta negligencia en la conducción.
En la nómina de este mes de mayo, el Guardia Civil sufrirá un descuento de 600 euros en su paupérrimo salario, por intentar que las piedras que cayeron en la calzada no dañasen el vehículo. Con el asesoramiento jurídico de AUGC, el trabajador ha recurrido la sanción al Director General, esperando que tenga más altura de miras que el General de la Zona de Canarias y anule este injusto castigo.
Se trata de otra muestra del maltrato que sufren los trabajadores del Cuerpo por parte de la institución a la que sirven. Así, lejos de arroparlos ante situaciones en las que se pone en juego su propia vida, opta por sancionarlos sin atender las más básicas reglas del sentido común. Ante situaciones de esta índole resulta fácilmente comprensible la creciente desafección de los guardias