AUGC lanza la campaña: 'Un agente, un chaleco'

Campaña 'Un agente, un chaleco'

por Ildefonso Garcia Ruiz

Campaña chalecos
Campaña chalecos

Ante la vergonzosa y alarmante carencia de chalecos antibalas en la Guardia Civil -lo que incluso provoca que muchos agentes decidan adquirirlos por su cuenta- AUGC lanza en las redes sociales y en los medios de comunicación la campaña ‘Un agente, un chaleco’.

Es lo que exigimos desde AUGC. Por desgracia, la actual situación dista muchísimo de acercarse a esta paridad, dado que los guardias civiles sufrimos una alarmante escasez de chalecos que deben ser compartidos en las unidades. También existen problemas con las tallas, y en el caso de las mujeres este problema es aún más acuciante, ya que no disponen de prendas adaptadas a su anatomía.

En otros casos, como sucede en algunas unidades, como la de la especialidad de Tráfico en atestados, ni siquiera existen estas prendas.
 
Ante esta situación son muchos los compañeros que optan por pagar de su propio bolsillo el chaleco, que tiene un coste de más de 600 euros, una fuerte inversión que los agentes han de afrontar con sus precarias economías para poder trabajar con mayor seguridad, ante la desidia y desinterés -en el mejor de los casos- que demuestra la Dirección General a la hora de proteger a sus trabajadores.

Todo ello al mismo tiempo que, ante la amenaza del terrorismo yihadista, el Ministerio del Interior cursa una orden para que todos los agentes de Policía y Guardia Civil que mantengan contacto con los ciudadanos o custodien algún edificio o instalación vistan en todo momento los chalecos antibalas.

Resulta una burla intolerable que el Gobierno dicten estas órdenes cuando conoce perfectamente cuál es la situación. Mientras tanto, los mismos agentes que deben destinar sus escasos ahorros a comprarse un chaleco para trabajar comprueban año tras año que sus jefes despilfarran grandes cantidades en desfiles, actos ostentosos como el protagonizado el pasado viernes por el Director General al recoger la medalla de oro de la ciudad de Trujillo, o peregrinaciones a Lourdes.

Se trata de uno más de los agravios comparativos que padecemos los guardias civiles respecto a los compañeros de la Policía Nacional, y por los que el pasado 14 de noviembre 12.000 trabajadores del Cuerpo y sus familiares protestaron democráticamente en Madrid en una gran Marea de Tricornios.

Poco, sin embargo, parece haberle importando esta masiva muestra de hartazgo a los responsables de la Guardia Civil, que siguen haciendo oídos sordos al clamor de un colectivo que no está dispuesto a seguir soportando la falta de derechos sociolaborales.

 

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