Desde el pasado día 16, día en que llegaron al aeropuerto de Manila; los componentes de la expedición de AUGC y la ong EPDR han podido tomar contacto con la realidad de este país asiático que aún padece las graves consecuencias de Yolanda.
Las condiciones climatológicas que soporta la isla, con una nueva tormenta tropical, les ha impedido, hasta la fecha, llegar a la zona de Tocloban. Aquí tenían pensado repartir el grueso de la ayuda humanitaria ya que fue la provincia más castigada por el Tifón. Pero ante la imposibilidad de llegar a esta parte de Filipinas los miembros de la expedición no se han quedado parados y, en compañía de Ding, presidente de la asociación ANPI, se han llevado a 10 niños de su casa de acogida a un campamento del ejército filipino, cercano al mar, donde han podido disfrutar de dos jornadas junto al mar. Entre ellos se encontraba la más reciente incorporación de a casa de acogida, Justin de 5 añitos a quién Ding recogió hace apenas un mes de las calles de Manila.
Unas jornadas que, además de ser gastronómicas con la degustación de un cocido – de lata- y unas sardinas, también han servido para conocer de mano de los militares del campamento los problemas que están acuciando al pais asiático. Una situación que no ha mejorado estos meses y donde la ayuda sigue siendo tan necesaria como el primer día después de Yolanda. Sin ir más lejos, la tormenta tropical que ha frenado la marcha de la expedición ha ocasionado otros 47 muertos que ningún medio de comunicación, fuera de Filipinas, ha reflejado… “La realidad, nos dicen desde el país asiático, vuelve a ponernos los pies en la tierra”.
¿Qué ES ANPI?
ANPI es una asociación con la que colabora estrechamente la ONG española El Punto de Regogida (EPDR) y que se dedica a recoger a menores de las calles de la capital filipina. La casa de acogida que tiene la asociación se encuentra en Cavite a unos 50km al sur de Manila, es una zona de gente humilde, donde cerca de 40 niños y niñas han esperado la llegada de la ayuda de AUGC y EPDR.
Ding, el presidente de ANPI, es un filipino de 39 años que ha decidido dedicar su vida a ayudar a los niños de la calle. Cada día después de salir de su trabajo se entrega a esos pequeños a los que da cobijo, comida y una educación que les ayude a tener un futuro mejor. Ahora su proyecto es poner en marcha una campaña de apadrinamiento en nuestro país de estos pequeños.




