De entrada la propia denominación micromachismos está edulcorada bajo el prefijo de “micro” lo que sin duda de antemano parece minimizar la cuestión, como si se quisiera quitarle relativa importancia a algo que comporta una cotidianidad social.
Los denominados micromachismos son unas prácticas escandalosamente generalizadas que perpetúan de forma normalizada una conducta social. Es esa continuidad del uso de los micromachismos lo que comporta su verdadero peligro. La sociedad los acepta como algo que forma parte de nuestra cultura y eso son palabras mayores. Sólo cuando los sacamos del contexto diario y lo analizamos individualmente es cuando tomamos conciencia de su existencia y cómo se ha instalado en nuestras vidas y no por casualidad sino como parte de una idiosincrasia del patrimonio histórico del sistema del patriarcado que abarca al ámbito público y privado.
Hablamos de situaciones por tod@s conocidas como los piropos, las funciones asignadas “por naturaleza” a las mujeres, etc.
También se han denominado a los micromachismos como las “pequeñas tiranías” volviendo a darle esa dimensión de pequeñas cosas cotidianas. Así volvemos a minimizar el problema cuando precisamente en minimizarlo reside el inconveniente.
Estamos ante un problema de comportamiento social y como tal se debería atajar y más si tenemos en cuenta que éstos son el origen de la violencia de género.
Además, aquí nos encontramos con otra clave de estos comportamientos consentidos y perpetuados por la sociedad y sobre la que hay que luchar: la carencia de formación e información ya que se trabaja poco sobre género e igualdad, cuando esta formación debería ser parte de los programas de las aulas desde temprana edad.
Un modo de acabar con ello además de la formación general consiste en actuar individualmente y aportar tu grano de arena para la erradicación de estas conductas micromachistas. Es entonces cuando te critican sin más: “exagerada”, ”radical”, “feminista”, “borde”, “sin gracia”, “sosa”...
Comienzas una lucha personal no carente de riesgos que desemboca en una “cuestión de Estado”.
El ejemplo más claro pudieran ser los denominados piropos que parece que debemos aceptar como un apéndice de nuestra geografía y el ADN de una nación. No tardaran en protegerlos por considerarlos en peligro de extinción.
Desde AUGC queremos contribuir a la tolerancia cero hacia la Violencia de Género, así lo hacemos todos los años y así, con pequeños gestos, nos concienciamos que este goteo de asesinatos de mujeres debe enfrentarse como una verdadera y absoluta prioridad de Estado como una epidemia contra la que hay que luchar desde todos los frentes posibles y el policial es uno de ellos, el nuestro.
Por ello desde hace años hemos denunciado la falta de dedicación exclusiva y especializada de las denominadas Unidades de VIOGEN en la Guardia Civil. Con un contexto laboral en materia de VIOGEN ubicado principalmente en el ámbito rural donde el tratamiento de esta lacra es mucho más estigmatizado para las víctimas.
AUGC continúa exponiendo en los distintos debates de tratamiento de la VIOGEN propuestas de medidas de mejora de la atención a las víctimas en su fase policial:
.-Creación de espacios físicos conjuntos y coordinados para el tratamiento policial de la VIOGEN. Sin duda esto conllevaría resolver cuestiones actuales y reales como la falta de formación continua y dedicación exclusiva así como proporcionar a las víctimas lugares dignos para realizar las denuncia en ese primer momento, atención las 24 horas y acceso a todas las bases de datos de antecedentes relacionadas con la materia.
.-Que la creación de estos lugares de coordinación del tratamiento policial de la VIOGEN se inserten en los respectivos Catálogos de Puestos de Trabajo dotándose de los medios necesarios (personal y material) para cumplir la normativa de tratamiento a las víctimas.
¡Yo digo no a la Violencia de Género en todas sus expresiones! ¡Yo digo basta!
Los denominados micromachismos son unas prácticas escandalosamente generalizadas que perpetúan de forma normalizada una conducta social. Es esa continuidad del uso de los micromachismos lo que comporta su verdadero peligro. La sociedad los acepta como algo que forma parte de nuestra cultura y eso son palabras mayores. Sólo cuando los sacamos del contexto diario y lo analizamos individualmente es cuando tomamos conciencia de su existencia y cómo se ha instalado en nuestras vidas y no por casualidad sino como parte de una idiosincrasia del patrimonio histórico del sistema del patriarcado que abarca al ámbito público y privado.
Hablamos de situaciones por tod@s conocidas como los piropos, las funciones asignadas “por naturaleza” a las mujeres, etc.
También se han denominado a los micromachismos como las “pequeñas tiranías” volviendo a darle esa dimensión de pequeñas cosas cotidianas. Así volvemos a minimizar el problema cuando precisamente en minimizarlo reside el inconveniente.
Estamos ante un problema de comportamiento social y como tal se debería atajar y más si tenemos en cuenta que éstos son el origen de la violencia de género.
Además, aquí nos encontramos con otra clave de estos comportamientos consentidos y perpetuados por la sociedad y sobre la que hay que luchar: la carencia de formación e información ya que se trabaja poco sobre género e igualdad, cuando esta formación debería ser parte de los programas de las aulas desde temprana edad.
Un modo de acabar con ello además de la formación general consiste en actuar individualmente y aportar tu grano de arena para la erradicación de estas conductas micromachistas. Es entonces cuando te critican sin más: “exagerada”, ”radical”, “feminista”, “borde”, “sin gracia”, “sosa”...
Comienzas una lucha personal no carente de riesgos que desemboca en una “cuestión de Estado”.
El ejemplo más claro pudieran ser los denominados piropos que parece que debemos aceptar como un apéndice de nuestra geografía y el ADN de una nación. No tardaran en protegerlos por considerarlos en peligro de extinción.
Desde AUGC queremos contribuir a la tolerancia cero hacia la Violencia de Género, así lo hacemos todos los años y así, con pequeños gestos, nos concienciamos que este goteo de asesinatos de mujeres debe enfrentarse como una verdadera y absoluta prioridad de Estado como una epidemia contra la que hay que luchar desde todos los frentes posibles y el policial es uno de ellos, el nuestro.
Por ello desde hace años hemos denunciado la falta de dedicación exclusiva y especializada de las denominadas Unidades de VIOGEN en la Guardia Civil. Con un contexto laboral en materia de VIOGEN ubicado principalmente en el ámbito rural donde el tratamiento de esta lacra es mucho más estigmatizado para las víctimas.
AUGC continúa exponiendo en los distintos debates de tratamiento de la VIOGEN propuestas de medidas de mejora de la atención a las víctimas en su fase policial:
.-Creación de espacios físicos conjuntos y coordinados para el tratamiento policial de la VIOGEN. Sin duda esto conllevaría resolver cuestiones actuales y reales como la falta de formación continua y dedicación exclusiva así como proporcionar a las víctimas lugares dignos para realizar las denuncia en ese primer momento, atención las 24 horas y acceso a todas las bases de datos de antecedentes relacionadas con la materia.
.-Que la creación de estos lugares de coordinación del tratamiento policial de la VIOGEN se inserten en los respectivos Catálogos de Puestos de Trabajo dotándose de los medios necesarios (personal y material) para cumplir la normativa de tratamiento a las víctimas.
¡Yo digo no a la Violencia de Género en todas sus expresiones! ¡Yo digo basta!
