El tiroteo a un guardia civil en Gran Canaria vuelve a evidenciar la necesidad de que cada agente cuente con un chaleco antibalas adaptado

AUGC lleva años reclamando la dotación de chalecos antibalas individualizados a todos los guardias civiles, algo que todavía está lejos de alcanzarse.

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El chaleco con el agujero de bala.

El pasado sábado, un guardia civil salvó su vida gracias a que vestía el chaleco antibalas. De no haber contado con él, el disparo que recibió en el pecho por parte de un hombre al que trataban de identificar en la localidad grancanaria de Arinaga lo habría matado.

Este episodio pone una vez más de relieve el riesgo que corren los trabajadores de la seguridad pública en su servicio diario, y por lo tanto la absoluta necesidad de que estos cuenten con todas las medidas de protección posibles de su integridad física y, por tanto, de los propios ciudadanos a los que protegen.

En este sentido, AUGC lleva años reclamando la dotación de chalecos antibalas individualizados a todos los guardias civiles, algo que todavía está lejos de alcanzarse. Y es que aún quedan muchos compañeros que no lo tienen y demandamos urgentemente su asignación.

Unos chalecos, además, que, como decimos, deben ser individuales, y por lo tanto adaptados a la morfología de cada agente, de manera que al vestir prendas de su talla se minimice al máximo el riesgo y se dote de la máxima protección frente a un posible disparo.

En este caso, debemos felicitarnos de que nuestro compañero haya salvado la vida, si bien recibió otro disparo en la pierna. Sirva este suceso para recordar que todavía muchos agentes carecen de un chaleco individualizado, una carencia que debe subsanarse de inmediato.

 

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