La discriminación de la mujer en la Guardia Civil: lo importante son los hechos, no las palabras

El sueño de la igualdad que la Institución pretende dar a conocer durante esta semana, y cuyo colofón será un fasto desfile militar, se topa con una cruda realidad, la del machismo imperante en el seno de un cuerpo policial militarizado, jerarquizado y fuertemente masculinizado.

por Ildefonso Garcia Ruiz

Menos de un 7% de los agentes de la Guardia Civil son mujeres. Foto: El Español
Menos de un 7% de los agentes de la Guardia Civil son mujeres. Foto: El Español

Este año celebramos el 40 aniversario de nuestra Constitución, la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico, que instauró un nuevo régimen democrático en nuestro país. En ella se recoge que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna (…)” art. 14.

Sin embargo, en esta semana también se celebran los 30 años de la  mujer en la Guardia Civil, un retraso injustificable de diez años en hacer efectiva la igualdad de la mujer en el  acceso al cuerpo. Un retraso que a día de hoy sigue produciendo una discriminación de género como un muro infranqueable, y es que hemos de recalcar que en la Policía Nacional, el otro cuerpo policial de seguridad pública y ámbito estatal, la primera promoción de mujeres se produce en el año 1979.

Y es que el sueño de la igualdad que la Institución pretende dar a conocer durante esta semana, y cuyo colofón será un fasto desfile militar, se topa con una cruda realidad, la del machismo imperante en el seno de un cuerpo policial militarizado, jerarquizado y fuertemente masculinizado.

La mujer representa en la sociedad el 51% frente al 49% de los hombres, pero el retraso en la toma de medidas encaminadas a la igualdad de género hace que a día de hoy la Guardia Civil sea el cuerpo con menor número de mujeres entre sus integrantes, con un total de 5.200 mujeres, lo que supone poco más de un 7%, cifra que contrasta con el 11,84% en la Policía Nacional, un 11% en la Ertzaintza, un 21% en los Mossos dEsquadra y un 12,5% en las Fuerzas Armadas.

Este dato da una muestra de la violencia estructural ejercida en la Guardia Civil, y debe servir para poner el foco de atención en la necesidad de invertir las tendencias en cuanto a las desigualdades de género que subyacen en este entorno masculinizado.

Para conocer el motivo de esta falta de integración el Gobierno debería haber anunciado la puesta en marcha de un estudio para conocer el por qué la Guardia Civil no es una opción para la mujer a la hora de incorporarse al mercado laboral.

Sí realmente hubiera una verdadera intencionalidad política e institucional para alcanzar la igualdad de género, y romper el techo de cristal existente (el empleo más alto alcanzado por una mujer en la Guardia Civil es el de Teniente Coronel, muy alejado de los verdaderos puestos de dirección) se habría puesto en marcha un grupo de trabajo en el seno del Consejo de la Guardia Civil en conexión con el Comité para la Igualdad Efectiva de Mujeres y de Hombres en la Guardia Civil para aprobar verdaderas medidas, como por ejemplo:

Diferenciar el protocolo de acoso laboral y sexual para crear un verdadero protocolo de acoso sexual, que permita la puesta en marcha, con carácter de oficio, de verdaderas medidas que proteja a las víctimas y que las permita defenderse y ser indenmes frente a todo tipo de represalias. ¿Sabías que estos delitos en la Guardia Civil son juzgados por tribunales militares, en lugar de la jurisdicción ordinaria? Aún nos preguntamos el por qué.

Un desarrollo normativo que permita una verdadera conciliación mediante una concreción horaria para el cuidada de hijos/as. Existen provincias donde no hay ni una sola mujer guardia civil a la que se le haya concedido una adecuación horaria para el cuidado de sus hijos, y para ello se alega siempre la manida excusa de las “necesidades del servicio”. Estas decisiones son recurridas sistemáticamente por AUGC en los tribunales. Además, deben concretarse acciones integrales en relación con la movilidad geográfica y de atención a las familias de los guardias y las guardias civiles.

La Guardia Civil puso en marcha un Observatorio de la mujer de las fuerzas de seguridad, constituido en 2007, del que no ha tenido impacto alguno. Ahora se anuncia que este observatorio será modificado por un “novedoso” Observatorio para la igualdad de género en el cuerpo. De nuevo se improvisan medidas que no son consensuadas y se crean órganos estériles sin vinculación en sus decisiones y sometidos a filtros y restricciones de escalones superiores, por supuesto dirigidos por hombres.

Y continuando con los anuncios de nuevos órganos, se anuncia la creación de un Área de Mujeres e Igualdad dentro del Gabinete Técnico de la Dirección General de la Guardia Civil, dependiente del Comité para la Igualdad Efectiva de Mujeres y de Hombres de la Guardia Civil, con el fin de canalizar las decisiones tomadas dentro del Comité, nombrando como Secretaria a una mujer, pero como siempre bajo el mando de un hombre. Este Comité a día de hoy no es vinculante en las decisiones que adopta y no goza de la visibilidad e importancia que le corresponde dentro de la institución. Por tanto, desde AUGC pensamos que esta es una decisión poco acertada, pues supone duplicar el trabajo y demorar las soluciones. En realidad no se necesita canalizar más, si no trabajar por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres el Consejo de la Guardia Civil. Llevamos años pidiendo que se nombre una Comisión de Igualdad dentro del Consejo.

Se precisa el desarrollo del Art. 11 de la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, así como la aplicación del Art. 5 de la Ley 29/2014 de Régimen del Personal de la Guardia Civil.

Desde luego, mientras la problemática de igualdad de género no sea una prioridad para la Guardia Civil, AUGC no participará en actos castrenses para ver pasearse a las medallas de los generales y escuchar pomposas alocuciones que al día siguiente serán olvidadas, mientras los problemas de las mujeres seguirán siendo relegados por los hombres que dirigen la institución a un segundo plano.

Sí realmente se pretende afrontar este problema debemos empezar por reformar el actual modelo representativo de funcionamiento de las asociaciones profesionales, para crear una Comisión de Igualdad en el seno del Consejo de la Guardia Civil, y así dar cabida al tratamiento de la igualdad de trato y oportunidades en la Guardia Civil.

Nuestro más sincero reconocimiento a todas y cada una de las compañeras, pues lo merecen desde el momento que tomaron la decisión de ser Guardias Civiles, algunas pagando un alto precio en la lucha por los derechos de la mujer dentro de esta Institución.

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