ESTADO POLICIAL

Los agentes han detectado un aumento desmesurado de la presión del mando para que se efectúen identificaciones de ciudadanos.

por Administración AUGC

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Por si todavía queda alguien sin percatarse, es época de penurias económicas. Los altos mandos de la Guardia Civil, que hasta la fecha tenían asegurados suculentos sobresueldos bajo el concepto de «productividad», han agotado el pozo y deben de ingeniárselas para organizarse un reparto, siempre injusto, de este complemento.
Al no haber para todos (los mandos), han modificado y ajustado las consignas usadas como criterios para acceder al cobro de éste, y para ello, están utilizando una gigantesca base de datos (SIGO: Sistema Integrado de Gestión Operativa) puesta en marcha en marzo de 2006, y que ha día de hoy, se ha convertido en la joya de la corona y herramienta fundamental en la que se basa el funcionamiento de la Guardia Civil.
En palabras del General Romero, Director Operativo del proyecto en 2006, una vez que SIGO esté correctamente implantado en todas las Unidades, todo lo que no esté registrado en él (sea relativo a servicios, hechos, expedientes, etc) no existirá para el Cuerpo. En SIGO, en la actualidad, se van registrando todos y cada uno de las actuaciones que la Guardia Civil tiene en cualquier ámbito, sus resultados, las personas afectadas, vehículos utilizados, armas, organizaciones, empresas, drogas; es decir, todo. Sin discriminar nada por insignificante que sea.
AUGC no está en contra del proyecto SIGO, y del ambicioso plan que contiene, ya que puede resultar muy útil en múltiples facetas. El problema es el uso que se le puede dar a dicho programa. Y es ahora, cuando se está utilizando para valorar a los responsables de las distintas unidades y ver si son acreedores o no a una productividad, que como decíamos antes, tenían asegurada. Por ello, la cadena de mando, viene en los últimos meses exigiendo un incremento sin precedentes en la creación de grabaciones en SIGO que «demuestren» que en una determinada Unidad se trabaja de manera destacada respecto de otra, y claro, se prima la cantidad a la calidad. Es decir, como lógicamente, el trabajo en un Puesto cualquiera de la Guardia Civil suele ser siempre el mismo, para aumentar la «actividad» de dicha Unidad, se realizan de manera indiscriminada cientos (o miles) de IDENTIFICACIONES, ordenados de forma sistemática en su papeleta de servicio, en la que constan la obligatoria práctica de un mínimo de tres “Puntos de Verificación”, es decir, puntos donde un mínimo de efectivos, estacionan el vehículo oficial, y se dedican a detener aleatoriamente a quienes pasan por allí, identificarlos, y con posterioridad, introducir todos los datos en SIGO para dejar constancia de ello.
AUGC, ya ha denunciado esta práctica por ilegal en numerosas ocasiones. Las vigentes normativas que amparan las identificaciones de las personas, exigen una serie de requisitos, que no existen cuando éstas son aleatorias e indiscriminadas. El ciudadano debe saber, que tan solo es exigible la identificación de una persona por un agente de la autoridad, cuando existan sospechas fundadas de la comisión de alguna infracción penal, exista algún peligro grave, o se haya cometido una infracción administrativa.
Pero además existe un abuso en el tratamiento de los datos de carácter personal ya que SIGO, al igual que otras bases de datos de carácter policial, también están sujetas a la Ley Orgánica de Protección de Datos, y salvo las excepciones anteriores, el interesado y propietario de sus datos, debe ser informado de que sus datos personales van a formar parte de una base de datos policial, además de poder ejercer sus derechos de acceso, rectificación y/o cancelación.
Como muchos ciudadanos sabrán por propia experiencia, nadie les informa de nada, mientras SIGO continúa engordando de forma desproporcionada con datos de nulo valor.
Pero ¿de veras no tiene valor?. SIGO ofrece posibilidades de consulta e investigación infinitas. Una vez grabado el hecho, queda asociado a una determinada persona o personas, vehículos y otros, con lo cual, realizada una consulta sobre una persona, ésta arroja información de por donde y cuando ha estado, en qué vehiculo se desplazaba, quien le acompañaba, y todo ello relacionado con otros aspectos de su vida, como su intervención en delitos o faltas, ya sea como denunciante, autor o simple testigo.
No hace falta ser un delincuente para tener una inmensa ficha policial. Esta es la realidad. Tanto si has sido identificado (de forma indiscriminada) en algún control esporádico, como si has accedido a algún acuartelamiento a preguntar por un trámite, seguramente tus datos estarán en SIGO al alcance de cualquier agente. Si una noche decides, en el uso de las libertades de un estado de derecho, dar un paseo en coche acompañado de otra persona que no sea «oficialmente tu cónyuge», y decides aparcar en algún sitio apartado, para «profundizar» en esa relación, puede que una patrulla de la Guardia Civil observa dicho vehículo en algún lugar extraño, y sin que te enteres, quede registrada su posición fecha y hora, creando así, un peligroso referente que saldrá a la luz cuando otro agente, en cualquier punto del país consulte esa matrícula. Es entonces cuando es posible que, el titular del vehículo que había acudido al Cuartel a preguntar los trámites para una transferencia, se entere en ese momento de algo que desconocía, creando entonces el conflicto innecesario que todos imaginamos. Si esa pareja de la Guardia Civil decide identificar a los ocupantes, las sospechas de infidelidad se convertirían en confirmación irrefutable.
Con este ejemplo, queremos dar a entender, que si bien las Fuerzas de Seguridad tienen una herramienta fabulosa para luchar contra la delincuencia, y resolver delitos, los ciudadanos ajenos a ella, están perdiendo sin saberlo, derechos consagrados constitucionalmente como el derecho a la dignidad, al honor, a la intimidad personal y familiar, a la libre circulación, así como aquellos recogidos en la leyes orgánicas de Protección de Datos y la de Protección de la Seguridad Ciudadana.

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