Cada vez menos guardias civiles en la calle y más mandos en los despachos

Cada vez menos guardias civiles en la calle y más mandos en los despachos

por Ildefonso Garcia Ruiz

guardias civiles en medio rural
guardias civiles en medio rural

La Guardia Civil se retira de las calles para descansar en los cómodos despachos. Es la conclusión que se desprende del balance de plantillas en la Guardia Civil resultante de la legislatura del último Gobierno.

AUGC ha podido comprobar esta circunstancia al analizar las cifras del descenso de guardias civiles en los últimos cuatro años, al tiempo que ascendía el número de oficiales.

En total, entre los meses de diciembre de 2011 y 2015 se registró una pérdida de 4.263 efectivos dentro de la de escala de Cabos y Guardias (-6,5%) y un descenso de 406 efectivos en la escala de Suboficiales (-6,24%).

Por el contrario, en la escala de oficiales se produjo un aumento de 132 efectivos ( 4,2%). Resumiendo, cada vez menos agentes para trabajar en la calle y más para mandar desde las oficinas. Los datos han sido extraídos de los escalafones publicados en Boletín Oficial de la Guardia Civil.

Se trata de una situación que refleja a las claras cómo se ha entendido desde el Gobierno del PP la aplicación de las medidas de austeridad en la Guardia Civil. A estas cifras ya de por sí escandalosas cabe añadir las ya endémicas carencias y deficiencias materiales con las que los agentes deben afrontar su trabajo diario.

Así, mientras que nunca faltan recursos para desfiles ostentosos, inauguraciones de instalaciones innecesarias –como el cuartel que el pasado año inauguraba el ministro del Interior en la localidad navarra donde veranea habitualmente- o peregrinaciones a Lourdes, los guardias civiles deben salir a la calle sin chalecos antibalas, o en vehículos con más de 400.000 kilómetros y en condiciones muy deficientes.

Lo mismo cabe decir de la partida destinada a Productividad, cuyo 50% va a parar a los bolsillos de los altos mandos, dejando el resto a repartir entre 70.000 guardias civiles.

Se trata de una concepción de la (in)justicia distributiva que, además, no sólo va en perjuicio de los propios trabajadores del Cuerpo, sino también de los ciudadanos en general, que ven mermados sus servicios de seguridad a costa del generoso estipendio y los oropeles del generalato.

Puedes ver aquí las cifras de pérdida de efectivos en la Guardia Civil entre 2011 y 2015

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