Que no nos engañen: son los mismos

Que no nos engañen: son los mismos

por Ildefonso Garcia Ruiz

Las medallas y los privilegios para unos pocos, la precariedad y la falta de derechos para los trabajadores.
Las medallas y los privilegios para unos pocos, la precariedad y la falta de derechos para los trabajadores.

Son los mismos que en diciembre de 1976 expulsaron, encarcelaron y arrestaron a guardias civiles por querer una cobertura sanitaria para ellos y sus familias, que por supuesto, luego disfrutaron sin la menor de las contemplaciones.

Son los mismos que en la década de los 80 y 90 detuvieron, encarcelaron, expulsaron y abocaron al retiro a decenas de Guardias Civiles que querían tener los mismos derechos que el resto de policías, que por supuesto, luego disfrutaron sin la menor de las contemplaciones.

Son los mismos que hasta el año 1994, tras sentencia judicial, negaban el derecho a asociarse a los guardias civiles, que por supuesto, luego disfrutaron sin la menor de las contemplaciones.

Son los mismos que expedientaban o aconsejaban expedientar a todo aquel Guardia Civil de nuestra antigua COPROPER-6J que osara amenazar sus privilegios, que por supuesto, pretenden seguir disfrutando sin la menor de las contemplaciones

Son los mismos que no quisieron constituirse en asociación, optando por la agrupación de electores, hasta que comprendieron que el asociacionismo había llegado a la Guardia Civil para quedarse, derecho obtenido con el sacrificio de los hombres y mujeres de AUGC, y que éstos, por supuesto, disfrutan sin la menor de las contemplaciones.

Son los mismos que custodian la Institución mejor que ella misma, eso sí, pisoteando los derechos de los hombres y mujeres que la componen.

Son los mismos que de entre sus representantes inscritos, un 97% están destinados en labores como apoyo al mando u otros destinos sin riesgos ni penosidades, sin ejercer su labor en contacto con el ciudadano, pero que luego piden abnegación y sacrificio para los demás. Encuadrados todos en su mayoría en la Escala de Cabos y Guardias, y algún Suboficial, pero recibiendo el apoyo electoral en un 84,87% de la Escala Superior de Oficiales y Escala Facultativa Superior.

¿Por qué estos no dan la cara como representantes asociativos de su instrumentalizada asociación? La respuesta es que prefieren que sean otros quienes den la cara a cambio de suculentas productividades que nunca cobraremos los guardias civiles que sí arriesgamos nuestra integridad física, soportamos largos turnos de trabajo, y percibimos menos remuneración por un trabajo sacrificado y de permanente exposición al riesgo.

Una asociación “virtual que aparte de un logotipo, una cuenta en redes sociales, y una página web, poco más puede ofrecer a los guardias civiles, para asistirlos en su trabajo, pues a fin de cuentas sus intereses no son los de estos, no son los intereses de los guardias civiles. Eso sí, utilizan el derecho de asociación para andar pidiendo subvenciones públicas a entidades y organismos externos, para supuestos fines culturales, en una maniobra que difícilmente tiene encaje legal en la Ley Orgánica que regula los derechos y deberes de los guardias civiles, que prohíbe tajantemente percibir estos ingresos económicos de entidades externas al Cuerpo de la Guardia Civil.

Son los mismos que defienden que los y las guardias civiles volvamos a entrar en prisiones militares por simples discusiones con superiores, que no tengamos turnos de trabajo como el resto de policías, simplemente porque ellos no tienen nada que temer de la jurisdicción militar, al estar protegidos por los mismos que la aplican a los guardias civiles, ni jamás trabajarán a turnos como el resto.

Estos, que tienen por nombre APROGC, ahora intentan, ya que la represión  anterior no dio resultados pero si causó grave sufrimiento a Guardias Civiles honrados y sus familias, intentar desprestigiar a AUGC relacionándola con partidos políticos, y lo que es mucho más grave, con el terrorismo de ETA, saltando todas las líneas rojas de la competencia asociativa.

El problema de APROGC no es solo que, aún disfrazados de asociación profesional, se le reconozca como al lobo con piel de cordero, el problema de APROGC es que piensa que los guardias civiles no somos capaces de tomar decisiones por nosotros mismos, que no tenemos criterio o la inteligencia para ver esta manipulación, y que se permite el lujo de utilizar  a las víctimas y su dolor en pro de la perpetuación de sus privilegios como amos del cortijo, permitiéndose incluso el lujo de catalogar de forma intolerable a los guardias civiles en tres tipos: frustrados, masa aborregada y adormilados. Ese recurso fácil y nauseabundo no les va a servir.

Los guardias civiles sabemos muy bien quien nos defiende de verdad, que AUGC es la única asociación personada como acusación popular en procesos judiciales por atentados que la banda terrorista ETA ha perpetrado contra guardias civiles y sus familiares, siendo la única asociación que se manifiesta en el País Vasco a cara descubierta y orgullosos de ello, defendiendo los ataques del entorno de ETA, y por el contrario APROGC son quienes tienen por único objetivo manipular y jugar con el dolor de las víctimas para perpetuar su estatus, sin mover un dedo e intentando debilitar injustamente a quien sí da la cara.

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