La guardia civil Alicia Sánchez declara por el expediente que se le abrió por optar por su propio chaleco antibalas

La guardia civil Alicia Sánchez declara por el expediente que se le abrió por optar por su propio chaleco antibalas

por Ildefonso Garcia Ruiz

Alicia Sánchez, arropada por representantes de AUGC y de distintos grupos políticos ante el Congreso de los Diputados.
Alicia Sánchez, arropada por representantes de AUGC y de distintos grupos políticos ante el Congreso de los Diputados.

La guardia civil Alicia Sánchez ha prestado hoy declaración en el puesto de la Guardia Civil de Vitigudino (Salamanca) por el expediente que la Dirección General le abrió el pasado febrero por haber optado por vestir en un control de carretera su propio chaleco antibalas frente al oficial, que no estaba diseñado para la anatomía femenina y por lo tanto no la protegía adecuadamente.

Los servicios jurídicos de AUGC, asociación de la que Alicia Sánchez es también representante, consideran que, tal y como vienen defendiendo desde el primer momento, la trabajadora no es merecedora de reproche disciplinario alguno, dado que actuó con corrección, de un modo respetuoso y adecuado a los principios del servicio, cumpliendo estrictamente sus deberes.

Por ello, AUGC espera que dicho expediente se cierre a la mayor brevedad posible sin consecuencias para la trabajadora.

Recordemos que ya el pasado enero, la juez del Juzgado Togado Militar Territorial Nº42 decidió archivar el auto abierto contra Alicia Sánchez por la propuesta de instrucción de un delito militar de insubordinación.  En su auto, la juez señalaba directamente la “discriminación” que padecen las guardias civiles en cuanto a su acceso a chalecos femeninos.

Precisamente, tras la resolución, la Dirección General ha comenzado a incluir la posibilidad de seleccionar chalecos antibalas adaptados antropomórficamente a la mujer.

Sin embargo, y pese a la resolución, la Dirección General decidió abrir un expediente contra la agente, solicitando una sanción por falta grave, lo cual podría llegar a suponerle incluso la pérdida de destino profesional y su consiguiente destierro.

El caso arranco a principios del pasado mes de agosto, cuando en la prestación de un control policial y ante la carencia de chaleco antibalas femenino de dotación oficial, Alicia solicitó hacer uso del suyo propio que había adquirido por unos 500 euros y que llevaba usando sin más problemas desde hacía unos años. Sin embargo, el oficial al mando denegó su uso, ordenando que usara uno masculino a sabiendas de que el mismo le impedía el acceso a su arma reglamentaria y a los grilletes debido a su excesivo tamaño.

A pesar de esto, la agente, ante el  riesgo para su seguridad, optó por hacer uso del suyo particular, que era de su talla y le permitía acceder a los elementos de seguridad referidos.

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